Capítulo 314 - Epílogo (2)
Mientras que el punto más septentrional del continente era devastado por un frío abrasador, el punto más austral era anfitrión de un escalofriantemente indiferente paisaje infernal.
Arena rojiza se extendía más allá del horizonte, como restos de hierro oxidado. Dentro de este desierto estéril, no había llovido durante cientos de años.
Y sin embargo, por alguna razón, este lugar era conocido como el Mar de Arena Verde. Era un lugar al que ningún humano cuerdo se aventuraría a venir, una manifestación física donde ni humanos ni monstruos podían vivir.
Sin embargo, había un hombre que atravesaba este paisaje infernal.
De vez en cuando, exploradores despistados se desafiaban a sí mismos a cruzar el paisaje del infierno. Por supuesto, solo partían después de muchos meses de preparación minuciosa y utilizando decenas de camellos.
Pero él era diferente.
Caminaba por el desierto con un gran traje negro y sin ningún tipo de suministros obvios.
Aunque parecía extremadamente imprudente, no podía estar más preparado. Su ropa tenía una característica para regular la temperatura de su cuerpo, que le ayudaba a soportar el calor extremo, y tenía un bolsillo dimensional que almacenaba una gran cantidad de comida y equipo de campaña...
El hombre, Desir Arman, no andaba por ahí sin rumbo con una pequeña fortuna en equipamiento, sino que claramente buscaba algo.
—De acuerdo con los registros, debe estar por aquí...
Desir desplegó su mano delante de sí mismo.
[Spread Wind] (Viento Extendido)
Un maná azulado se esparció frente a sus ojos antes de que pudiera siquiera acumularse.
Tal fenómeno ocurriría cuando alguien intentara invocar un hechizo sin poseer ningún círculo de maná.
Desir dejó escapar una amarga sonrisa.
Aunque había perdido sus círculos de maná hace años, fue difícil para él superar un hábito construido durante décadas de tenerlos.
—Ah, lo tengo.
Aunque le había llevado mucho tiempo, finalmente había encontrado lo que estaba escondido en el extenso desierto.
No era un oasis, una criatura rara, o un valioso tesoro enterrado hace años.
Sobre la arena había una densa niebla negra.
A pesar de estar directamente expuesta al aire, no se disipaba ni se extendía. Simplemente se asentaba en el suelo, como si estuviera perpetuamente unida a un margen confinado, dejando una mancha oscura en la superficie del planeta.
Esto era el resultado de un intento fallido de despejar un Mundo de las Sombras, o más específicamente, la erosión que el fracaso dejó atrás.
—... Basado en el tamaño, tuvo que haber sido un Mundo de las Sombras de Clase 2.
Desir intentó mirar dentro pero no pudo ver nada.
Nadie conocía cómo era el interior de una zona de erosión. Nadie había vuelto con vida después de pasar por una.
—…
Desir Arman pasó la línea invisible, el punto de no retorno.
*Silbido*
Una vez que entró, la luz del sol desapareció.
No podía sentir la temperatura seca que plagaba el aire del desierto. Ya no podía sentir la arena del terreno por la que se había acostumbrado a vagar.
Solo había oscuridad después de perder sus sentidos.
La nada.
Desir recordó haber visto una escena como esta antes. De vuelta en Divide, Skull Mask lo había arrastrado a un Mundo de las Sombras antes de que se establecieran los límites del mundo, cuando solo existían fragmentos de espacio.
Aunque este lugar no era exactamente el mismo, el vacío que lo rodeaba era exactamente el mismo, pero los fragmentos de espacio que sobrevivieron dentro del mismo, provenían de lo que quedaba dentro de sus límites.
El mundo había sido erosionado en el sentido más verdadero, corrompido por un sistema Artemisa dañado.
Habiendo arribado, y ahora sido atrapado dentro de los confines del mundo, Desir extendió su brazo ante él.
*Cliiing*
Un siniestro maná rojizo salió volando de él, no el claro maná azul usualmente asociado con los hechizos mágicos.
El maná aumentó varias veces en cantidad y pronto formó una ola de marea al extenderse en todas las direcciones, tratando de llenar la interminable extensión del espacio oscuro.
«... Debo reconocer que no esperaba que esto sucediera».
Desir había asimilado sus círculos de maná con el corazón del dragón para controlarlo. Afortunadamente, logró regular el maná del corazón del dragón, pero sus círculos de maná, que no pudieron soportar esta tensión, fueron completamente destruidos.
Fue lo peor que le podía pasar a un mago.
Sin embargo, algo inesperado ocurrió.
Cuando el corazón del dragón reemplazó los círculos de maná rotos, se convirtió en una parte de su cuerpo.
Fue una bendición inesperada, un verdadero milagro.
Desir esperaba que el corazón fuera incontrolable, pero en cambio se había quedado con una cantidad casi ilimitada de maná. Mirando retrospectivamente a donde había comenzado, encontró este giro de los acontecimientos bastante irónico.
Eso por sí solo era enorme, pero era posiblemente la cosa menos notable que estaba ocurriendo en el cuerpo de Desir.
*Silbido*
Incontables partículas de luz flotaron, reaccionando con el maná rojizo.
Se trataba de los fragmentos elementales que formaban este Mundo de las Sombras. Los reinos intentarían despejar los Mundos de las Sombras para obtener la forma cristalizada de esto: piedras de maná.
—¿Así que así es como solía verse la tierra?
Desir murmuró después de recibir una visión del mundo pasado.
[Restore] (Restaurar)
Habló en voz baja.
Hubo una enorme vibración cuando el maná disperso se movió de una sola vez. Una luz blanca comenzó a mezclarse con el maná rojo.
Este fue el segundo poder que recibió Desir después de asimilar el corazón del dragón.
Fue capaz de controlar al sistema Artemisa.
* * *
—Esto no será suficiente para disculparse, pero...
* * *
Desir recordó brevemente la débil voz que escuchó antes de desmayarse.
Venía de alguien que se había dado por vencido en este mundo roto y destrozado y quería empezar de nuevo.
Desir negó su idealismo.
Cuando se enfrentaron, ella nunca se rindió.
Ella realmente creía que el mundo estaba fundamentalmente destrozado y necesitaba ser corregido, a pesar de que era un esfuerzo infructuoso. Pero ahora, Desir solo podía suponer lo que había pasado al final.
«¿Ella creía en el potencial de la humanidad?».
*Estruendo*
La violenta corriente de maná rozó el borde de la niebla oscura, forzándola a separarse y disolverse en el aire. El mundo comenzó a restaurarse a sí mismo.
Una brisa fresca lo rozó, y la sensación de arena comenzó a rodear sus pies. El humo oscuro envolvió su cuerpo mientras la otrora acromática nada comenzaba a tomar color.
—Listo.
Olas azules cubrieron el mundo.
Cuando la niebla oscura se disipó por completo, la arena color esmeralda rodeó un lago color zafiro tan grande como el propio mar. Esta belleza natural había sido consumida por el Mundo de las Sombras, y el terreno circundante se había convertido en un hogar digno de un demonio.
Una vez que el proceso de restauración se completó, finalmente se convirtió en un área digna del nombre de Mar de Arena Verde.
Desir resolvió devolver el mundo a su forma original. Si continuaba restaurando las extensiones de tierra invadidas, una por una, entonces tal vez un día la naturaleza se vería como antes.
Claramente, esto no sería fácil; la mitad del continente había sido reclamado por la erosión de las sombras.
Nadie sabía cuánto tiempo le llevaría, pero eso no era algo que le importara a Desir.
No lo hacía por un sentido de justicia, sino por una razón mucho más personal.
«¿Cuántos lugares más hay en el mundo?».
Aunque no era la primera vez que lo hacía, Desir se sorprendió una vez más por el paisaje que tenía delante.
La sensación de descubrir un trozo extinto del planeta que nadie vivo había visto era indescriptible. Los magos eran el tipo de personas que investigaban lo que se les antojaba, y Desir no fue la excepción.
Ser la única persona capaz de descubrir qué secretos guardaba la erosión lo había cautivado por completo.
*Ding*
Al oír la alarma del pad de comunicación, Desir se despertó de su ensueño. Era su alarma recordatoria.
—Debería irme pronto.
Cuando Desir abrió su mano, un maná rojizo se filtró de su palma y se enfureció en el espacio delante de él. Empezó a distorsionarse, y él se metió en ello, su visión se desdibujó en un desorden incomprensible. Después de unos momentos, empezó a reestructurarse, y un grupo de gente demasiado familiar se desplegó ante él...
—No es demasiado tarde, ¿verdad?
* * * * *
* * * * *
—¿Cómo está la profesora Bridget?
—En lo que respecta al Ministerio de Educación, no hay nada de qué preocuparse. Parece que le sienta bien; trabaja incluso más duro que cuando era profesora.
—¡Realmente es su verdadera vocación!
Dentro del jardín detrás del Palacio Leonhard.
Había lirios del valle en plena floración que se asemejaban al color del cabello de Adjest.
Ella paseaba por el tranquilo jardín, acompañada por otra persona; ambas habían huido del abarrotado salón de baile después de que la ceremonia se acabara.
—Es una lástima. Sé que la profesora Bridget es excelente, pero desearía que hubieras tomado esa posición.
El Ministerio de Educación fue establecido de acuerdo con la petición de Desir, así que se suponía que él sería el Ministro. Sin embargo, después de crear la organización, elegir a las personas adecuadas, y establecer algunas políticas preliminares, delegó todo a Bridget y renunció.
—Pensé que era demasiado difícil concentrarse en el Ministerio de Educación y al mismo tiempo ocuparse de los asuntos de la Torre de Magia.
—Supongo que sí. Es comprensible, pero aun así me hubiera gustado que lo aceptaras.
Después de la muerte de Zod, Desir se convirtió en el Maestro de la Torre de Magia.
Ser el Maestro de la Torre de Magia era un puesto muy ocupado. Su papel era supervisar todas las sucursales alrededor del continente, por lo que había una cantidad interminable de trabajo.
A menudo Desir se preguntaba cómo Zod se las arreglaba para hacer todo.
—Escuché que instituiste una fundación de becas. Nunca cambias.
—Ese fue mi objetivo para este año, pero no es tan desinteresado como crees. Simplemente estoy invirtiendo en el futuro de la humanidad.
La Torre de Magia obtuvo suficientes beneficios como para que su presupuesto no reclamado rivalizara con el de un país pequeño, y Desir se había ganado la reputación de “invertir” una parte justa de eso en los sistemas educativos. Después de que el sistema del Imperio Hebrion fuera tan exitoso, otros países se percataron y siguieron el ejemplo.
Como resultado, había academias con instalaciones de última generación no solo dentro del Imperio, sino en todo el continente. Con un poco más de tiempo, todos los que lo quisieran tendrían acceso a la educación gratuita.
Desir había logrado realizar sus ideales, y no de una manera unidimensional como lo hubiera hecho el mundo de Priscilla. Y muy pronto, otras personas podrían empezar a hacer lo mismo.
—Sigo pensando que es una verdadera lástima. ¿Estoy siendo demasiada codiciosa...?
—¿Codiciosa?
—No quiero perderte.
—¿Qué?
Adjest apartó la mirada ante la pregunta de Desir.
—Uh, literalmente, quiero decir… Perder a alguien tan talentoso como tú sería un gran golpe para el Imperio.
—Espera, ¿me estabas haciendo un cumplido? Me estás avergonzando.
Desir se rio y se dejó llevar por sus propios pensamientos.
«Al principio no esperaba que fuera así».
Adjest.
En el Laberinto de las Sombras, su nombre era tanto una leyenda como el último rayo de esperanza para la humanidad. Fue una comandante que reunió a una humanidad que se había dividido y colapsado ante la peor catástrofe que creían posible.
Sin su fuerza, nunca habrían alcanzado la parte más profunda del Laberinto de las Sombras.
Era una mujer admirada como heroína por todos. Pero irónicamente, siempre estaba sola.
Nunca se había acercado a nadie, ni mostraba sus emociones libremente. Nunca se conmovía por la muerte de un camarada porque nunca se hizo amiga de los que lideraba.
Suprimió cualquier sentimiento de pesar y continuó comandando sin dejarse agitar por el estado del mundo.
Cuanto más fuerte era la amenaza, más sentimientos ella reprimía. Con el fin de salvar vidas, esa fue la elección que tuvo que hacer.
Incluso después de que los 10 años de combate mortal hubieran finalmente amainado, y los últimos 6 héroes del mundo creyeran que podían relajarse de verdad, ella no sonrió.
Había olvidado como sonreír.
Mientras todos conversaban sobre sus futuros, ella había permanecido en silencio.
Todo lo que conocía era una vida llena de lamentos de los moribundos.
—En serio, ¿¡cómo te atreves!?
Aunque el contraste era muy fuerte, Desir prefería a la Adjest que estaba a su lado, que se quejaba como un niño.
—¿Realmente tenías que robar toda la atención en mi único momento de gloria?
En realidad, llamarlo quejoso era inapropiado. Aunque se quejaba, su voz estaba llena de espíritu.
Desir se arrodilló dramáticamente en una rodilla, puso un puño en el suelo, y agachó la cabeza en señal de vergüenza.
—Fui demasiado desconsiderado. Por favor, tenga piedad, Emperatriz.
Adjest sonrió y le siguió la corriente.
—Muy bien, perdonaré tu pecado. En cambio, dedícate al Imperio, por el bien de los ciudadanos de todo el mundo.
—Ey, eso sonó bastante solemne.
—Fue extremadamente difícil de aprender.
*Ba- Bang*
Se pudo escuchar un fuerte ruido desde una distancia considerable, prueba de que el festival para celebrar a la nueva Emperatriz del Imperio estaba en pleno apogeo.
Los dos dejaron de hablar y miraron al cielo, deleitándose con los fuegos artificiales.
Adjest fue la primera en abrir la boca.
—Recuerdo cuando nos conocimos.
—Me dijiste que era débil, ¿verdad?
—Te di un consejo porque estaba preocupada. Resultó ser que solo era mi arrogancia y prejuicio la que hablaba.
Adjest sonrió, recordando el pasado.
—Ahora que lo pienso, fue muy satisfactorio. Has destrozado deliciosamente mis pensamientos sesgados y la llamativa atmósfera de la academia.
Ambos siguieron hablando, recordando los días pasados.
Mirando al pasado, cada cosa era un recuerdo inolvidable.
—Después de que conseguí la Center of Ice... Me llevaste a cuestas. Eso fue un poco embarazoso.
De repente, Desir encontró que era maravilloso hablar con Adjest de esta manera, sin su habitual expresión indiferente. Nunca pensó que hablaría con ella de esta manera, alguien que solía no mostrar sentimientos.
Cuando Desir conoció a Adjest, ella no era tan diferente de la versión de ella que él tenía en su memoria.
Ella era como una cuchilla afilada.
Luego, en algún momento u otro, esa hoja había perdido su filo.
Como si el hielo de su corazón se hubiera derretido.
—¿Por casualidad recuerda la celebración del Día de la Fundación? Fuimos a esta tienda de adivinos y...
—Hmm... Tuvimos una sesión de adivinación con una canción.
Hicieron contacto visual y recitaron la adivinación en sincronía.
—Una cosa que sigue existiendo incluso después de que todo en el mundo se haya derrumbado.
—Cualquiera de ustedes será este pilar cuando el otro se enfrente a una caída.
—¡Sí lo recuerdas!
Adjest puso la sonrisa más brillante.
Fue impresionantemente hermosa.
Incluso al final de una terrible guerra, esa sonrisa había permanecido oculta.
«¿Este es otro cambio que he provocado?».
La vida actual de Adjest era completamente diferente a la anterior.
En este mundo, ya no estaba sola. Estaba rodeada de gente con la que podía hablar abiertamente. Podía sonreír porque estaba dispuesta a abrirse a una razón para hacerlo. No tenía que esconder sus sentimientos simplemente para vivir.
Eso fue suficiente.
Incluso si todo lo demás había fallado, esa sonrisa valía todo el esfuerzo y las dificultades que Desir había pasado para llegar a este punto.
«Pero, ¿cómo es que...?».
Un rincón de su corazón le dolía.
«¿Por qué me siento así?».
Desir cuestionó sus propias emociones.
—La profecía fue ciertamente acertada.
—¿Qué?
—La razón por la que pude ser “Adjest” se debió a ti.
El cielo estaba lleno de decenas de miles de estrellas.
Mientras el viento soplaba, los lirios del valle revoloteaban como una ola.
—Soy la misma.
«¿Podría haber llegado tan lejos sin ella?».
—Existí, porque tú exististe.
Cada vez que él estaba frustrado y a punto de derrumbarse, ella estaba a su lado.
Ahora que el mundo estaba en paz, ahora que no había una organización terrorista o un apocalipsis inminente, Desir finalmente se permitió ir más despacio y ser humano.
Finalmente se miró a sí mismo y se dio cuenta de lo que una parte de él había sentido durante mucho tiempo.
Miró a Adjest, solo para ser testigo de que ella lo miraba, y los dos se alejaron rápidamente el uno del otro sin hablar.
—... Vas a hacer que lo diga, ¿verdad?
*Crack*
La atmósfera comenzó a congelarse con calma.
En el pacífico centro del jardín de lirios del valle, se construyó un palacio de hielo que reflejaba la radiante luz de la luna.
—Yo me preocupo por ti, Desir Arman.
Adjest extendió su mano con la cara sonrojada.
—¿Te gustaría estar conmigo ahora y para siempre?
Desir tomó delicadamente su mano con una sonrisa en su rostro.
El blanco, suave y muy cálido dorso de su mano.
—Para siempre.
Besó su mano.
- F I N -
Gracias a todos los que me acompañaron en el disfrute de esta maravillosa novela, sobre todo por estos tiempos de pandemia... Fue muy entretenido debatir con todos.
Egresarocks