Monday, November 30, 2020

La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 281 - Novela en Español



Capítulo 281 - Catástrofe (7)



* Ruptura * 

El suelo se estremeció como si acabara de ocurrir un terremoto. Fue uno de los muchos efectos secundarios después de que los cimientos de la tierra debajo de ellos se hubieran derrumbado completamente. 

El centro de Altea fue una vez un competidor por la joya de la corona del continente. 

Una majestuosa torre, el centro de toda investigación y desarrollo de la magia, una vez dio a la Ciudad Estado un poder teórico igual al de un integrante de la Unión del Reino Occidental. Ahora, la impactante imagen había sido reemplazada por otra: un cráter masivo sin fondo. 

Priscilla contempló el agujero con sensaciones contradictorias. 

Su rostro estaba pálido y sus labios azules. Sus piernas habían perdido toda su fuerza y sólo podía mantenerse erguida apoyándose en los escombros cercanos. 

Pero había sobrevivido. 

Ganó contra el mago más grande del continente. 

Estuvo muy cerca. Si hubiera habido un poco más de poder mágico en ese ataque, habría sido eliminada, como la torre que una vez estuvo frente a ella. 

Una ligera diferencia terminó dictando el resultado. 

Priscilla giró la mirada hacia su mano fuertemente sujeta. 

Mientras estiraba suavemente su mano, había una pila de polvo plateado en la palma de su mano. Era el único resto del artefacto Canto del Coro, que una vez adoptó la forma de un conjunto de campanas de plata. 

Priscilla lo miró por un momento y cerró los ojos. 

En ese momento, un haz de luz apareció en el aire y comenzó a soplar a través del polvo. El polvo comenzó a moverse y en pocos momentos, comenzó a recuperar su forma original de campanas. 

Justo cuando el conjunto de campanas estaba medio formado, el flujo de luz se atenuó repentinamente y desapareció. Las campanas que se habían estado formando volvieron a convertirse en polvo otra vez. 

Una ráfaga de viento llegó en el peor momento posible, y el polvo plateado se esparció irrevocablemente por el campo de batalla. 

Priscilla lo miró y su expresión se endureció gradualmente, algo que claramente la molestó. 

De repente, se escuchó un ruido detrás de ella. 

—Conseguimos neutralizar el resto de Altea, Santa. 

Era una voz astuta. 

Cuando Priscilla giró la cabeza, detrás de ella había un hombre con una máscara de Pierrot. 

En sus manos estaba la cabeza de alguien. Aunque no la reconoció, presumió que era la cabeza del comandante de Altea. 

—Las cosas aquí no parecen haber salido como se había planeado. 

Como dijo Pierrot Mask, el plan en sí mismo había fracasado. Lejos de lograr su propósito, perdió su artefacto secreto, e incluso su séquito personal había muerto. 

Sin embargo, Priscilla parecía tranquila. 

—Tenemos suerte de haber ganado. 

El propósito de su ataque era exterminar a Desir y Zod, que se convertirían en los mayores obstáculos de su plan. Aunque el costo fue alto, habían logrado la mitad de sus objetivos. 

Priscilla decidió no ser codiciosa. Sin embargo, había una cosa que la molestaba. 

«El último hechizo que desarrolló...». 

Priscilla negó con la cabeza. Por mucho que lo asumiera, no tendría sentido. Zod ya estaba muerto, y no había forma de volver atrás y ver lo que había invocado. 

* Ruptura * 

El suelo gritó. 

La magia que Zod había invocado había asestado un serio golpe al suelo sobre el que estaba construida la ciudad. A pesar de que se habían producido daños masivos, era extraño que no se hubiera derrumbado más. 

El centro de ingeniería mágica, la Torre de Magia, y la ciudad estado de Altea desaparecerían hoy, destinada a formar parte de los anales de la historia. 

Priscilla se dio la vuelta. 

—Prepárense para la retirada. 

—Ya estamos listos. 

*Woo-Woong* 

Tan pronto como Pierrot Mask dejó de hablar, ella escuchó un zumbido ensordecedor. 

Docenas de grandes aeronaves flotaban sobre ellos, rodeando a Priscilla. 

No hubo alarma en su rostro; era la flota de Artemisa. 

—Mi séquito murió. ¿Qué hay de tus pérdidas? 

—Ninguna. 

—Algo de buenas noticias, al menos. 

La boca de Priscilla se curvó en una ligera sonrisa. Era simplemente tremendo que no hubieran sufrido grandes pérdidas contra Altea. 

Por supuesto, habían asumido la victoria desde el principio, pero no esperaban tomar la ciudad tan fácilmente. 

—Tan pronto como eso esté listo, ningún ejército podrá detenernos. 

Su plan estaba solo a medio completar, pero ya habían eliminado a uno de los dos mayores obstáculos. La victoria era más que factible. 

Sus asuntos aquí habían terminado. El buque insignia, Brigant, aterrizó, listo para que sus pasajeros embarcaran. 

*Estruendo* 

—¡… … ! 

Llamas estallaron por todas partes con un tremendo fragor. 

Una ola de calor de varios miles de grados derritió el suelo, y los escombros circundantes comenzaron a brillar al rojo vivo. Las llamas se convirtieron en una ola de marea y arrastraron a las fuerzas de la Iglesia de Artemisa. Para ser exactos, se precipitaron hacia Priscilla, quemando todo a su paso. 

Los Paladines Sagrados respondieron rápidamente. Cientos de paladines respondieron y una cortina de luz brillante se materializó rápidamente y cubrió a la nave. 

*Crash* 

Pero este telón se rompió en un instante, incapaz de aguantar ni siquiera un momento. El lado derecho del buque insignia, arrastrado por las olas de llamas, se derritió completamente y desapareció. 

—¡No, eso es ridículo! 

Los gritos vinieron de todas partes. 

Tales reacciones no fueron inusuales. 

Cada uno de los Paladines Sagrados congregados eran personas increíblemente talentosas. Les resultó difícil comprender cómo sus defensas combinadas habían sido instantáneamente destrozadas, incapaces de soportar ni siquiera un momento. 

Priscilla miró al cielo. 

Una aeronave se dirigía hacia Altea a una velocidad tremenda. 

Y reconoció la cara del único muchacho que estaba de pie en la cubierta. 

El rostro de Priscilla fue distorsionado por la vergüenza. 

—Desir... 

Desir estaba parado en la cubierta y mirando hacia abajo. Su expresión estaba helada hasta los huesos. 

Mientras continuaba acelerando el motor de la aeronave, un vendaval golpeaba la cara de Desir. Sus cabellos y ropas se agitaban alocadamente, sus fibras mágicamente reforzadas amenazaban con romperse. 

La mirada de Desir permanecía fija en un lugar. 

Estaba concentrado en Priscilla. 

En el momento en que Desir la vio de pie junto a Pierrot Mask, la más mínima vacilación que había albergado se desvaneció sin dejar rastro. 

Con cada momento que pasaba, la aeronave continuaba ganando velocidad, encerrada en un rumbo de colisión con Priscilla. 

Docenas de naves de la Iglesia de Artemisa vibraron a medida que hacían funcionar sus motores mágicos al unísono. 

—¡Protejan a la Santa! 

—¡Manténganla alejada de aquí! 

Los Santos Paladines hicieron todo lo posible para detener al huésped no invitado. Desplegaron sus habilidades y establecieron sus defensas una vez más. 

Un brillante escudo dorado comenzó a aparecer. La mitad restante de la Brigant fue cubierta por un muro de oro puro. 

Pero por el ataque anterior sabían que no sería suficiente. Por eso, al mismo tiempo, comenzaron a desplegar otras medidas defensivas en la flota de aeronaves. 

Eso fue un error. 

Los ojos de Desir estaban bien abiertos cuando vio el escudo translúcido que envolvía a cada nave. 

Era el Sistema Aurora. 

Fue el primer proyecto digno de mención en el que Desir y Zod trabajaron en este mundo. Juntos estudiaron, desarrollaron y perfeccionaron el sistema. 

Estos asesinos, estos bastardos, se atrevieron a usar su investigación en su contra sin la menor duda, después de lo sucedido. 

La cordura fue un concepto que Desir había olvidado hace mucho tiempo. 

Algo se quebró. 

Desir pudo sentir algo en erupción como un volcán dentro de él, y se entregó por completo a ese sentimiento. Normalmente, la ira causaría agitación emocional, lo que resultaba fatal para cualquier mago, pero esto fue irrelevante para Desir, que tenía un nivel genial de potencia de cálculo. 

En todo caso, tal vez la ira le subiría la adrenalina y le permitiría eclipsar sus límites normales. 

Miró hacia adelante con los ojos inyectados en sangre. Lo único en lo que podía pensar era en derribar al enemigo que estaba delante de él. 

Mientras Desir sostenía firmemente su báculo, el maná comenzó a fluir y la aeronave fue perfectamente camuflada. 

*Estruendo* 

Un gran trozo latente de suelo fue arrancado y se elevó hacia el cielo. Comenzó a colapsar en sí mismo, comprimiéndose en una esfera masiva de casi 30 metros de diámetro. 

—¡Eso es...! 

Todos los paladines de la Iglesia de Artemisa sabían lo que era esta combinación de hechizos. Se debió a que las técnicas mágicas de Desir, que había sido calificado como una persona peligrosa, se habían grabado profundamente en sus mentes. 

—Unidad de Manipulación Espacial, ¡adelante! 

—¡Respondan a los escombros cubriendo el escudo con Aura! 

Los comandantes de la flota comenzaron a responder apresuradamente. Los paladines se movieron apresuradamente para seguir sus órdenes. 

Estaban algo nerviosos, pero por fuera no mostraban signos de temor. Planear un ataque bien estudiado era fácil. 

La magia ya había sido minuciosamente estudiada y habían preparado las contramedidas con antelación. Estas personas no habrían venido listas para acabar con Desir Arman sin preparación. 

Antes de que pudiesen terminar de prepararse, algo cambió. Varios trozos más grandes de tierra fueron disparados hacia el cielo. 

Los suspiros de asombro se extendieron entre los Paladines Sagrados. 

Todos fueron sorprendidos con la guardia baja, sus mentes quedaron atrapadas en un pánico de desorden. 

Miraron fijamente al cielo, olvidando por completo la necesidad de defenderse, antes de que alguien interrumpiera el silencio. 

—Es diferente... 

Algo fue diferente. 

La magia que se estaba desarrollando ante sus ojos estaba en un nivel totalmente diferente de lo que habían preparado. 

*Rugido* 

Cuando el número de esferas superó las diez, el sol se ocultó y el propio cielo se oscureció. 

Algunos trataron tardíamente de entender la situación y hacer un movimiento, pero era demasiado tarde. 

En el momento en que la última frase fue completada, Desir señaló frente a él con su báculo. 

[Meteor Strike] 

—Fuego. 

Fue un simple acto, pero las consecuencias no fueron para nada simples. 

*Duwang* 

Un pesado sonido hizo eco en el cielo. Con innumerables meteoros cayendo, los muros dorados, que eran muchas veces más fuertes que su primer escudo, fueron destrozados. 

Las defensas, los Sistemas Aurora y los propios acorazados fueron barridos. 

Sólo quedó un enorme vacío frente a Desir. 





La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 280 - Novela en Español



Capítulo 280 - Catástrofe (6)



Zod observó a Priscilla mientras su visión comenzaba a hacerse borrosa. 

Ella estaba apresuradamente llamando y dirigiendo a los caballeros para que se defendieran. 

«¿Cuándo comenzó esta relación?». 

Rememorando, aparentemente se habían conocido en un Gran Consejo hace más de una década. Para haberse conocido desde entonces hasta ahora, su relación era todo menos de corta duración. 

En lugar de estar enfadado por el hecho de haber sido traicionado, Zod se sintió abatido por el hecho de haber perdido a su vieja amiga. 

De hecho, cuando se enteró de que había un traidor dentro, fue Priscilla la que primero vino a su mente. 

Skull Mask era el Papa del Reino Santo de Artemisa. El Reino Santo obviamente tenía alguna conexión con la civilización antigua, de alguna manera el nombre del Sistema Artemisa había vivido a través de ellos. 

Probablemente Skull Mask se enteró del Sistema Artemisa a través de sus responsabilidades como Papa. 

Y Priscilla Heisilgard era la Santa de la Iglesia de Artemisa que sobrevivió hasta el día de hoy. 

Era natural pensar en Priscilla por medio de la asociación de la palabra Artemisa. 

No había evidencia directa, pero las circunstancias definitivamente permitieron a Zod albergar dudas en su amiga. 

Sin embargo, no se atrevió a admitirlo. 

La incertidumbre se elevó en un rincón de su corazón, pero la ignoró por la fuerza. 

Ahora era imposible seguir ignorando y negando. 

Tuvo que admitir que ya no tenía una amiga que sonreía suavemente y se dirigía a él como “vejestorio”. 

Zod Exarion invocó otro hechizo. 

El maná azul, demasiado abundante para que todos residan en él, se concentró frente a su báculo y comenzó a girar en el más adecuado arreglo para la magia. 

Su forma era circular. Un singular y masivo círculo rodeaba siete círculos más pequeños dentro de él. 

Aunque de una forma poco natural, Zod Exarion había alcanzado el 8º Círculo. 

Durante décadas fue celebrado como el único mago vivo de 7º Círculo, y poco después de compartir ese título con Crow Mask, trascendió su límite y alcanzó un nivel no registrado por la historia. 

«Esto es simplemente un Ataque Fegatello». 

Era un término utilizado en el ajedrez: 

Sacrificando a un caballo, podías forzar a tu oponente a mover a su rey a una posición de desventaja. Contra un oponente hábil, tener al rey expuesto significaba que la derrota era segura. 

«Ja, ja...». 

Un ataque Fegatello para crear Zugzwang*. 
(*Se dice que un jugador está en Zugzwang cuando cualquier movimiento posible empeora su situación)

Zod sonrió débilmente cuando se dio cuenta de que estaba pensando constantemente en esta situación en términos de estrategia de ajedrez. 

Ahora que había sacrificado a su proverbial "caballo", y había dejado al descubierto al "rey" del enemigo, era el turno de sus oponentes. 

Se esforzaban por responder de alguna manera, porque todas las opciones que tenían eran desventajosas: Zugzwang. 

En el ajedrez, no puedes pasar tu turno. Incluso si eso significa poner a tu rey en peligro, tienes que realizar un movimiento. 

«Ahora que lo pienso, nos conocimos por el ajedrez». 

Desir Arman. 

Pensándolo bien, su encuentro fue muy extraño. 

Después de que el joven estudiante detuviera un ataque de los Forasteros a la filial de Aeurelli de la Torre de Magia, se le ofreció una pequeña fortuna como recompensa.

En cambio, rechazó varios años de fondos para su party a cambio del derecho a solicitar una partida de ajedrez con el Maestro Zod. Intrigado por la absurda propuesta, él aceptó. 

Sin embargo, Zod no aceptó porque tuviese curiosidad por saber quién ganaría la partida. El resultado ya estaba decidido, ya que Zod permanecía invicto durante las décadas que había estado jugando. 

Pero fue derrotado por un joven que conoció por primera vez. 

Desir fue capaz de leer la mente de Zod como si fuera la suya propia, y pensó en el siguiente movimiento de Zod antes de que lo realizara. 

Una sonrisa se filtró. 

Los dos se habían unido a través de este juego, y con el tiempo, se habían acostumbrado a la forma sobrenatural en que se desarrollaban sus partidas. Estaban más interesados en tratar de medir las acciones del otro que en ganar el juego. 

No se limitaba al reino del ajedrez. Sin exagerar, Desir era el único que podía compartir ideas con Zod en todos los campos de su especialidad, y hablar casualmente con él. 

Era una conexión relativamente corta, pero era el único que entendía a Zod. 

«Ahora, he jugado mi último movimiento». 

Tan pronto como cerró los ojos, parte del maná arremolinado de Zod comenzó a girar alrededor de su báculo. 

Poco después, el báculo se elevó en los aires y fue aplastado hasta convertirse en polvo antes de esparcirse. 

«Es tu turno, Desir». 

Y... 

El hechizo fue completado. 



* * * * * 



En un aeródromo militar dentro de la República de Arunbeth, había un número absurdo de aeronaves reunidas. No sólo los militares de la República, sino también los de la Torre de Magia, se habían reunido en un solo lugar. 

Una vez que se dio la señal, varios cientos de motores rugieron a toda velocidad. La atmósfera alrededor del aeródromo vibró con energía. 

—¡Adelante! 

Las numerosas aeronaves estaban siendo abordadas por soldados. 

Eran las tropas que se dirigían a Altea. 

Mirando la escena, Desir se mordió los labios. 

«Estamos tardando más de lo que pensaba que tardaríamos...» 

El enemigo tenía la misteriosa habilidad de neutralizar a los magos, así como el poderío militar para perseguirlos. Para someterlos, necesitaban caballeros que pudiesen emplear Aura. 

Se necesitó mucho tiempo para organizar las tropas necesarias para enfrentar al enemigo. 

Además, la destrucción del portal de teletransporte en Altea dejó claro que el apoyo se retrasaría todavía más al verse obligados a utilizar otros medios de transporte. 

Como resultado, el rostro de Desir mostró signos de nerviosismo. 

«Quiero movilizarme por mí mismo, pero...». 

No podía permitirse el lujo de hacerlo. 

En primer lugar, pensó en la razón por la que Zod los hizo evacuar. 

Todo lo que podía hacer, incapaz de usar la magia, era rezar fervientemente para que el apoyo no llegara demasiado tarde. 

Justo en ese momento. 

—¡Es peligroso! 

—¡Podría ser un ataque enemigo, todos listos para el impacto! 

Un cúmulo de luz había aparecido repentinamente fuera del portal de teletransportación de Arunbeth, tomando forma de una extraña vara. 

El cuerpo de la misma estaba constituido por Blankšum, y al final de la misma había un objeto con un cristal mágico de color azul incrustado en él. 

Desir se apresuró a avanzar en el momento en que lo vio. 

—¡Esperen! ¡No es un objeto peligroso! 

Tomó el báculo, reteniendo a los soldados que estaban listos para la batalla en caso de emergencia. 

Se trataba del báculo de Zod Exarion. 

Y el espectáculo de luces que acaba de ver fue definitivamente magia de teletransportación. 

Desir solo pudo deducir que Zod había enviado su bastón aquí con magia de teletransportación. Al mismo tiempo, dos preguntas fueron colocadas en su cabeza. 

¿Por qué? ¿Y cómo? 

¿Por qué Zod, que estaba ocupado combatiendo al enemigo, enviaría su bastón a otra parte? 

Altea y Arunbeth eran países vecinos, pero en términos de distancia, sus capitales no estaban tan cerca. No importaba lo fuerte que fuese Zod, era imposible enviar algo tan lejos con magia de teletransportación. 

Más aún si el enemigo tenía un artefacto que limitaba el flujo de maná. 

Desir observó el báculo por un momento, y luego se apresuró a trasladarse a algún lugar: el lugar donde el Espejo que Alberga Sombras había sido almacenado. 

En la prisa por evacuar, solo unos pocos de los artefactos importantes habían sido transferidos por los altos funcionarios de la Torre de Magia, que los guardaron en sus bolsillos dimensionales. 

Uno de ellos era el Espejo que Alberga Sombras. 

Arunbeth había proporcionado un gran espacio para que la Torre de Magia se recobrase y se recuperase. Dentro de ese espacio había un lugar seguro donde se había colocado el Espejo que Alberga Sombras, junto con otro artefacto. 

Desir se acercó al espejo sin dudarlo y lo operó. 

«Si algo sucediera...». 

*Whoong* 

Al principio, el espejo estaba en blanco, mostrando que no había pasado nada en Altea. 

«¿Qué está pasando? Todavía no sabemos cómo funciona el espejo... ¿La falta de mana le impide recoger información?». 

De repente, empezaron a llegar varias notificaciones. 


[El Artefacto Canto del Coro ha sido destruido. El flujo de maná ha sido restaurado.] 


«¡Esto es...!». 

El rostro de Desir se iluminó. 

Ya que el Canto del Coro era el artefacto responsable de la petrificación del maná, eso significaba que el enemigo había sido derrotado, o sería derrotado pronto. 

Zod lo logró. 

Un mago había superado su mayor debilidad. 

¡El Gran Sabio realmente no conocía límites! 

Desir inmediatamente entregó la noticia a Hefesto. 

Esta información fue muy útil. Con el maná restaurado, los magos podrían regresar a salvo a Altea. Su contraataque sería mucho más efectivo con su poder de fuego y su utilidad. 

Sobre todo, el hecho de que pudiese dirigirse allí para ayudar a Zod lo hizo feliz. 

[—Magos, por favor vuelvan a la formación.] 

[—Ha tomado mucho tiempo reagruparse. Ahora organizaré una segunda unidad.] 

Los magos de la Torre de Magia están listos para ir a la guerra. 

Los miembros de la Unión del Reino Occidental comenzaron a reagruparse, y los magos de la torre se prepararon para la batalla. 

Un nuevo evento apareció repentinamente en el espejo. 



[La Muerte del Gran Sabio] 

[Zod Exarion ha muerto.] 



El silencio llegó. 

El ruidoso entorno parecía una mentira. 

No se pudo escuchar nada. 

Desir leyó y releyó las palabras que habían aparecido en el espejo. 

Su cabeza se volvió blanca y su cerebro luchó por aferrarse a un solo pensamiento. 

Movió los ojos de un lado a otro y leyó la breve frase una y otra vez. 

La leyó y volvió a leerla. 

La releyó varias docenas de veces, pero la frase nunca cambiaba. 

Nunca cambiaría. 

El Espejo que Alberga Sombras únicamente transmitía cierta información que permanecía absoluta. 

Un doloroso quejido gutural emanó desde el interior de Desir. 

¿Por qué Zod enviaría su báculo ? Desir se percató del porqué. 

En ese momento algo se quebró. 

Desir ya no pudo pensar racionalmente. 

Emociones ardientes envolvieron todo su cuerpo, y la rabia colmó su cabeza. 

Se movió silenciosamente hacia el aeródromo, donde los dirigibles estaban esperando. 

Un minuto más tarde, el Comando Arunbeth recibió un informe de un despegue no autorizado. 





La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 279 - Novela en Español



Capítulo 279 - Catástrofe (5)



Al oír la respuesta de Priscilla, la voluntad de Zod se fortaleció de nuevo. 

«Ella debe ser detenida aquí». 

Primero, necesitaba romper su aislamiento. Podía escapar, pero en el momento en que lo hiciera, Priscilla restauraría el portal y comenzaría a perseguir a Desir. 

Esa no era una opción. 

[Trinity Lightning] 

Zod invocó uno de los más fuertes hechizos del 6º Círculo. 

Un triángulo de rayos se formó sobre la cabeza de Priscilla. 

Poco después, una vasta cantidad de luz que provocaría epilepsia comenzó a caer en cascada sobre ella, creando una escena tan resplandeciente que incluso Zod tuvo que apartar la vista. 

Aunque sus ojos se habían salvado, sus oídos fueron afectados por el ensordecedor bramido que siguió. 

—¿No te dije que era inútil, viejo? 

Una vez que las secuelas de la conmoción se calmaron, Zod vio a cuatro caballeros de pie frente a Priscilla. La estaban protegiendo como un muro, cada uno de sus escudos cargados de Aura, posicionados para defender a su líder. 

Ninguno de ellos había recibido una herida mortal. 

—¿Su defensa es igual, o quizás incluso mayor que el Sistema Aurora? 

Entre su Bendición de Luz, el Aura y el trabajo en equipo, eran un oponente extremadamente formidable, uno al que Zod nunca quiso enfrentarse en un combate serio. 

A pesar de que estaba agitado, Zod no dudó. Antes de que la tormenta se levantara, ya había empezado a preparar otro hechizo. 

[Arcane Blaster] 

Magia explosiva del 6º Círculo. 

*Booom* 

Una enorme explosión arrasó con todo, pero los caballeros se mantuvieron en su lugar y solidificaron sus defensas. 

Los Paladines Sagrados se defendieron con calma de su ataque, pero no contraatacaron inmediatamente. 

Hasta ahora, habían estado luchando por una rápida resolución, esperando derrotar rápidamente a Zod para poder comenzar la persecución de Desir, pero se habían dado cuenta de que ya no era una opción. 

El contraataque de Zod se había intensificado, y actuar precipitadamente contra el Gran Sabio probablemente resultaría en una derrota. En este punto, Desir podría estar en cualquier lugar del continente, por lo que era mejor asegurarse de que Zod fuese eliminado, aunque les llevara mucho tiempo hacerlo. 

Zod tenía que luchar con el limitado maná que le quedaba en su cuerpo, ya que el Canto del Coro le impedía recoger maná de la atmósfera. 

Sin embargo, no tuvo otra opción que luchar en esta situación desfavorable. No podía permitirse el lujo de dejar de lanzar hechizos. Tan pronto como lo hiciera, repararían el portal e irían tras Desir. Cada momento en que luchaba era un segundo más que Desir tenía para formular y ejecutar un plan. 

Priscilla y sus paladines podían simplemente obtener la victoria defendiéndose del ataque de Zod y esperando a que su maná se agotara. 

Sin embargo, a pesar de la situación desfavorable, la expresión de Zod permaneció en calma. 

«Como era de esperarse». 

Era una pelea que Zod comenzó sabiendo que sería desventajosa para él. Ya decidido, estaba más tranquilo que nunca. 

[Elemental Punishment] (Castigo Elemental) 

Zod Exarion era el único mago en todo el continente que era capaz de desplegar hechizos multielementos. 

Materiales de diferentes propiedades resonaban en armonía. Las llamas y el viento rugían al unísono, seguidos por enormes bloques de hielo que golpeaban a los paladines por todos lados. 

*Booom* 

El hechizo de 7º Círculo, su tremendo poder destructivo sin igual, sacudió a toda la ciudad. Los restos de la Torre de Magia, que apenas había estado en pie hasta ahora, finalmente se desplomaron en serio. 

Pero los paladines que tenía delante se mantuvieron firmes, aunque algo peor debido al desgaste. 

Priscilla se agitó ligeramente dentro del edificio que se derrumbó. 

Un halo rodeó a la torre y la devolvió al estado en que se encontraba antes de que el hechizo la rompiera. 

Ella restauró al mismísimo edificio. 

Zod tuvo la intención de derribar toda la torre y acertar un golpe sucesivo, pero fue frustrado por la habilidad de ella. 

*Wheeze* 

*Wheeze* 

Zod intentó desesperadamente desarrollar más hechizos, su aliento irregular le rascaba la garganta, pero sus hechizos no se produjeron. 

*Corte* 

La sangre salpicó en todas direcciones, y el cuerpo de Zod cayó de repente a un lado. 

* Goteo * 

* Goteo * 

La sangre se filtró de su pierna izquierda cortada. 

Tal vez fue por la continua invocación de magia. Su invocación del hechizo se retrasó un momento, y los paladines no perdieron ese hueco. 

—Es un error muy inapropiado. 

Fue un tono lleno de burlas. 

—Bueno, en primer lugar, no es como si un calculador anciano continuase una lucha tan desfavorable. 

—No como yo. 

Zod pensó que las palabras de Priscilla no estaban equivocadas. No habría intentado luchar en primer lugar si sus posibilidades fueran inciertas. 

La sangre goteaba de sus dos miembros cortados. Sus ropas habían sido teñidas de rojo por la sangre, y el piso había sido manchado con ella. 

No habría sido extraño que ya hubiera respirado por última vez, considerando la cantidad de sangre que había perdido. 

[Lighting Road] (Camino de la Iluminación) 

A pesar de que las posibilidades de victoria ya se habían inclinado decididamente en su contra, él resistió. Consiguió mantener su postura con el báculo en la mano izquierda, y continuó invocando magia, decidido a hacerlo hasta que muriese. 

Estaba a las puertas de la muerte. El hecho de seguir viviendo debía de ser doloroso. 

No obstante, mirando su serena expresión, la Santa levantó sus cejas en exceso. 

Los ojos de Zod brillaban con la arrogancia de alguien que estaba a punto de aferrarse a la victoria desde las fauces de la derrota. ¿Cómo podía ser tan temerario? 

—De verdad, no lo entiendo. 

—Priscilla, me has estado observando durante mucho tiempo, pero evidentemente, todavía no me conoces. 

—¿…? 

—¿Realmente pensaste que yo libraría una batalla sin sentido? 

En el momento en que Zod terminó de hablar, la atmósfera cambió. 

*Roar* 

Para ser exactos, el flujo de maná a su alrededor cambió. 

Era imposible. 

El Canto del Coro debería haber detenido completamente el flujo de maná. Cada uno de los cuatro paladines, que habían estado esperando su próximo ataque, sintieron el peligro que se avecinaba y se lanzaron a atacar. 

Pero fue demasiado tarde. 

Había pasado mucho tiempo desde que Zod había terminado todos sus preparativos. 

*Boom* 

*Tormenta* 

Una inconmensurable cantidad de maná comenzó a acumularse alrededor de Zod, cada gota vibrando con energía. Incluso los Paladines Sagrados, sin aptitud para el maná, sintieron como si su piel fuese arrastrada en respuesta. 

El mero movimiento del maná generaba una intensa presión. 

Los asaltantes que cargaban comenzaron a doblegarse bajo la presión. La carga se redujo a una caminata, que luego decayó a pasos simples, hasta que todos se arrodillaron ante él, incapaces de moverse. 

—No hay manera... ¿Acaso esto es posible? ¿Cómo estás manipulando el maná? Y más aún, ¿de dónde diablos sacaste tanto de ello? No deberías ser capaz de detener a los paladines con solo maná crudo, ¡maldita sea! ¡¿Cómo?! 

Priscilla comenzó a arremeter con una rabia inusual, pero en realidad su cara estaba pálida y blanca. Estaba aterrorizada. 

Había estado tan segura de su ventaja absoluta, que ahora se había convertido en una absoluta tonta. 

* Crujido * 

Una extraña sensación se acumuló a sus pies, y sus ojos fueron inconscientemente arrastrados hacia ella. 

Un pequeño trozo de plata estaba clavado a sus pies. 

Se trataba de un trozo del Canto del Coro, que había comenzado a agrietarse. El artefacto había excedido su límite, incapaz de detener el imposible diluvio de maná, y se estaba desmoronando. 

Los ojos de Priscilla se abrieron de par en par, horrorizados. Aunque dañado, el Canto del Coro seguía funcionando: el maná había surgido del interior de Zod. 

Aunque era la única explicación, era igualmente imposible. Claramente ya había gastado la mayor parte de su maná. 

—¿Cómo diablos...? 

Priscilla obtuvo su respuesta. 

El fuerte crujido de los huesos rompiéndose surgió de Zod, mientras hacía un gesto de dolor extremo. 

—Él acaba de... utilizar un círculo... 

Correcto. 

Esa sería la respuesta que Zod habría dado, pero la más mínima apertura de su boca le hacía llorar de dolor y vomitar sangre. Como resultado, cerró la boca y respondió con la mirada. 

Los círculos de maná eran un órgano de maná ultra denso. Necesitaban formarse a partir del maná para extender el control sobre él, para cumplir con su deber como una batería y permitir a su propietario realizar hechizos. 

La cantidad de maná necesaria para forjar un nuevo Círculo aumentaba exponencialmente, lo que a su vez permitía al mago invocar incluso más maná para realizar hechizos más poderosos. 

Zod había desatado una ráfaga de hechizos momentos antes, drenando completamente sus círculos de maná. Estaba listo para usar su más importante órgano como sacrificio por una cantidad inimaginable de maná. 

Ordenó la alineación de sus círculos mágicos. 

Habiendo llegado tan lejos, todos sus preparativos estaban ahora completos. 

*Crash* 

Siete círculos comenzaron a colapsar como si fueran piezas de dominó. 

Primero se derrumbó el 7º Círculo, seguido por el 6º y el 5º Círculo. 

Los círculos de maná se desintegraron y volvieron a ser sencillamente maná. Al mismo tiempo, el maná que brotaba de su cuerpo se hizo más y más poderoso. 

*Toser* 

La sangre que Zod tosió estaba mezclada con trozos de otros órganos. 

Luchó por recuperarse. 

El dolor ya no era una puñalada de angustia; se había transformado en un dolor agonizante. 

A cada momento, su cuerpo suplicaba por la muerte, ya que su propio ser había olvidado hace mucho tiempo cualquier cosa tan ingenua como la preservación humana. Ni siquiera alguien como Zod tenía la fuerza mental para contenerlo. 

Así que no lo hizo. Las lágrimas le arrancaron los ojos y su boca olvidó lo que era no probar la sangre. Aceptó abiertamente la ola de miseria, y como recompensa, apenas se aferró a su cordura. 

«Estuve con la guardia baja». 

Priscilla se culpó a sí misma. 

Había menospreciado demasiado la determinación de los humanos. 

Juzgó que, si le quitaba el maná a Zod, un mago, sería capaz de someterlo con tan solo arrastrarlo de sus pies. 

Eso fue un error de juicio. Su oponente era el mago más importante del continente. Fue arrogante de su parte creer que tenía una oportunidad de una victoria fácil. 

Incluso si sufrían pérdidas al hacerlo, tenían que tomar una decisión rápidamente. 

«Esto es peligroso». 

El maná que Zod había invocado estaba formulando un solo hechizo, algo tan fuerte como el que Desir había empleado sobre la Bestia del Apocalipsis, o al menos el ataque que utilizó para matar a Dadeneuf. 

De cualquier manera, este ataque era completamente diferente de cualquiera de los hechizos que Zod había invocado hasta ahora. 

Priscilla emitió un juicio: 

Esta magia estaba más allá del umbral de lo que los humanos eran capaces de hacer, sin precedentes tanto antes como después de la catástrofe. 




La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 278 - Novela en Español



Capítulo 278 - Catástrofe (4)



El portal de teletransportación no se abrió. 

—Eso no funcionará, Desir. El portal de la Torre fue destruido. 

Hefesto habló con desesperación hacia el desconcertado Desir. 

—Y aunque pudieras llegar allí, no ayudaría en nada. 

—¿Qué significa eso? 

La voz de Desir tuvo un tono cortante. 

Hefesto explicó, tragando a pesar de que su boca estaba completamente seca. 

—Estaba a punto de decírtelo, antes de que salieras con prisa. Desir, el enemigo tiene artefactos que limitan el flujo de maná. Debido a eso, todos los magos quedaron impotentes. 

Desir recordó haber encontrado tales artefactos antes. El Palacio Leonhardt, donde vivía el Emperador del Imperio Hebrion. 

Habiendo estado antes dentro de un campo antimágico, era muy consciente de lo impotente que debía sentirse la situación. 

Así como un caballero cuidaba su equipamiento, o un herrero valoraba su forja, los magos tenían una conexión muy personal con el maná de la atmósfera que los rodeaba. El maná en la atmósfera se sentía como una segunda piel o un tercer brazo; algo que siempre había estado ahí toda su vida, algo que era una parte consciente de su ser. 

El hecho de que la corriente continua de maná se detuviera repentinamente y se solidificara en el aire era algo que estremecería a cualquier mago hasta la médula. Cuanto más poderoso era el mago, más profunda era su conexión. 

No era una experiencia fácil de olvidar. 

Si el enemigo tenía un artefacto con una funcionalidad similar, su derrota era comprensible. Los magos habrían sido reducidos a niños y las defensas mágicas habrían sido inútiles. 

—¿Entonces por qué el Maestro de la Torre sigue ahí? 

Zod aún era un mago. Gran Sabio o no, si su uso del maná hubiera sido restringido, Zod no sería diferente de cualquier otro humano. 

—Alguien tenía que quedarse y proteger el portal para evitar la persecución del enemigo. Y el Maestro de la Torre tomó ese papel... 

—¿Por qué...? 

Desir estaba enfadado y dejó de hablar. 

Ya sabía el porqué. 

Estaba seguro de que Zod se habría ofrecido voluntariamente para desempeñar ese papel. 

—¿Quién demonios es nuestro enemigo? 

¿Quién demonios tenía artefactos más fuertes que la familia imperial de Hebrion, y por qué querrían atacar a la Torre de Magia? 

Varias especulaciones pasaron por su mente en un corto tiempo. 

—El enemigo es... 

Hefesto comenzó a responder con una voz sombría. 

A medida que continuaba, la expresión de Desir palideció. 



* * * * * 


* * * * * 



Un estruendo que partía los oídos, chillidos y lamentos se mezclaban por todo Altea. 

La fuente provenía de una torre, una tan alta que atravesaba el cielo. 

Los escombros cayeron en picada hacia el suelo cuando la Torre de Magia, amada por todos los magos, se derrumbó. 

*Boom* 

*Boom* 

Las explosiones no mostraban signos de terminarse. 

Una y otra vez el cielo se iluminaba como resultado de los destellos y las explosiones devorando los edificios de alrededor. 

En la escena de la explosión, Zod respiraba con dificultad. 

Se sentía simultáneamente invencible e incómodo, debido a la sensación de tener su báculo en la mano izquierda. Como él era diestro, nunca antes había sostenido su báculo con la mano izquierda. 

Pero, no podía evitarse. 

No había nada donde se suponía que debía estar su brazo derecho. 

*Ping* 

En ese momento algo voló hacia él. 

Era una espada cubierta en Aura. 

Zod se apresuró a organizar un conjunto de hechizos ante sí mismo. 

[Iron Flowers] 

Un hechizo defensivo del 6º Círculo. 

En un abrir y cerrar de ojos, decenas de miles de flores emergieron ante los ojos de Zod. Todas y cada una de ellas rebosaban de magia, con cada pétalo teniendo la misma defensa que un hechizo del 3° Círculo. 

*Booom* 

Poco después de que las flores estuvieran en plena floración, el ataque reforzado por el Aura colisionó con los pétalos y provocó una explosión. 

«Este no es el final». 

Zod movió su mano. 

Las flores se tejieron con gracia bajo su control. 

La ventaja de este hechizo era que las numerosas flores podían ser dispuestas de manera diferente para defender una amplia área. 

*Boooom* 

Otra explosión hizo eco. 

Los siguientes ataques del enemigo desde los costados y la retaguardia habían sido bloqueados. 

«El número de enemigos es tres... no, cuatro». 

Zod analizó la fuerza del enemigo mientras resistía sus golpes. 

«Dada el Aura utilizada en los ataques, debería estar agradecido de que ninguno de ellos es de Rango Rey». 

Los individuos tenían una considerable habilidad y trabajaban excelentemente juntos. Sin embargo, si eso era lo único bueno de ellos, la torre no habría sido derrotada. 

Zod reorganizó la posición de las flores en un momento de sorpresa. 

Los pétalos comenzaron a revolotear a su alrededor. 

De repente, la atmósfera que rodeaba a Zod se volvió más pesada. 

Los pétalos no pudieron soportar el rápido aumento de la presión y fueron aplastados en fragmentos, dispersos por el viento. Era como si una floreciente flor comenzara a marchitarse y a desmoronarse. 

Zod levantó las cejas mientras miraba los pétalos que estaban cayendo en segundos. Si esto era el resultado de un hechizo, era al menos del 5º Círculo. 

Pero durante el ataque, no se pudo sentir ningún movimiento de maná. Esto no era el resultado de la magia. 

«Esto es una habilidad, no un hechizo». 

Dentro de este espacio, donde todo movimiento de maná había sido bloqueado, sus enemigos eran los únicos capaces de atacar y moverse libremente. Pero si no fuese por su impecable trabajo en equipo, él probablemente ya habría ganado. 

*Ping* 

La magia defensiva de Zod prácticamente se había desmoronado, y ya estaba bajo ataque. Tres diferentes ataques imbuidos en Aura vinieron de diferentes direcciones. 

Existía una pequeña diferencia entre la manifestación de la habilidad y estos ataques usando Aura. 

Por supuesto, Zod no se perdería tal oportunidad. 

[Eternal Slumber] 

*Congelado* 

Zod respondió con una poderosa magia de atributo hielo del 6º Círculo. 

Un crudo frío se extendió alrededor de él. Todo lo que entró en contacto con la ola de frío se congeló en un instante. 

Fue un ataque bajo cero. 

Sin embargo, la magia de Zod no terminó ahí. 

Apuntó su báculo hacia el suelo, como si fuera un dios infligiendo un castigo divino a un pecador. 

[Hell Fire] 

*Booom* 

La atmósfera aulló. El fuego eterno barrió la ciudad. 

El calor abrasador se unió a la helada bajo cero y una enorme onda expansiva hizo retroceder a sus asaltantes. 

El abrasador viento caliente alteró al cabello de Zod y al dobladillo de su traje. 

Con este movimiento se había presentado una oportunidad de victoria. 

Fue un ataque que había asociado a dos hechizos del 6º Círculo. No importaba cuán poderoso fueran su oponentes, no podían salir indemnes. 

—Impresionante, pero no es suficiente, viejo. 

Una gentil voz surgió del otro lado. 

Poco después, la visión de Zod se volvió blanca. 

Magia defensiva fue invocada insistentemente como resultado de una vasta experiencia de lucha. 

*Boooom* 

Tan pronto como el hechizo defensivo fue completado, una explosión estruendosa estalló. 

El resplandor de luz atravesó la magia defensiva, y Zod fue arrastrado hacia atrás, incapaz de superar el impacto. 

Su cuerpo fue lanzado contra la pared. 

Los tres feroces ataques habían finalmente demolido lo poco que quedaba de la estructura original de la Torre de Magia. 

Zod se tragó un quejido y se levantó apoyándose en su bastón. 

Lucía tan miserable como la misma torre destrozada. 

Su cabello negro y brillante se movía con la brisa. 

Tan pronto como Zod la vio, sintió un dolor fantasmagórico en su ahora desaparecido brazo derecho. 

Eso se debió a que fue ella quien se lo cortó. 

«Priscilla...». 

Él y Desir habían considerado la posibilidad de un traidor, y aunque él había hecho todo lo posible por tranquilizar a Desir, Zod no había dejado de contemplar sospechosos desde que se le ocurrió. 

Aun así, había descartado la posibilidad de que quien los traicionara fuese Priscilla. 

A pesar de que era la cabeza de la Iglesia de Artemisa, tenía una relación extremadamente cercana con Zod, mucho más grande que la que tenía con Desir, a quien solo había conocido recientemente. 

«Pensar que ella haría esto...». 

Zod miró a su alrededor. 

La culminación del trabajo de toda su vida yacía desmoronada y destruida a sus pies. 

Numerosos estudios de larga data habían sido destruidos, y muchos de los empleados de la Torre habían sido brutalmente masacrados, incluyendo niños que estaban siendo formados. 

Todo por la mujer que estaba justo frente a él. 

Los ojos y la boca de Priscilla pintaban pequeñas líneas de sonrisa. El hecho de que la sonrisa no fuera muy diferente de la que siempre le había dirigido a Zod hizo que él se sintiera angustiado una vez más. 

Sabiendo o no lo mal que le había destrozado el corazón, Priscilla habló, con cierta sorpresa. 

—Eres genial, vejestorio. Ya he utilizado el Canto del Coro, y todavía estás ofreciendo resistencia. 

*Ring* 

Sonó una suave campana. 

El artefacto, que ella llamaba Canto del Coro, tenía la capacidad de limitar el flujo de maná, evitando en definitiva que los magos realizaran hechizos. 

Era realmente un artefacto que podía ser llamado el enemigo natural de los magos. Un arma aterradora, especialmente contra la Torre de Magia. 

Era lo suficientemente poderoso como para que la mayoría de los magos no pudieran invocar ni un solo hechizo. 

Zod Exarion era la única excepción. 

Como único mago de 7º Círculo presente, tenía acceso a una vasta fuente de maná que le permitiría defenderse sin tener que recurrir a la atmósfera.

Aun así, ese vasto manantial era finito. 

La respiración de Zod se había vuelto irregular desde hacía mucho tiempo. 

Su reserva de maná se había agotado en su mayor parte, solo quedaba muy poco del mismo. Incluso así, Zod había empleado mucho más maná que eso. 

Hasta hace unos diez minutos, Zod había estado suministrando maná a sus hechizos con un cristal de maná de Clase 1, un artículo tan poderoso que a menudo se lo consideraba un tesoro nacional. 

Incluso esta se había agotado. 

—Toda esta muerte, toda esta destrucción... 

Zod se esforzó por abrir la boca. 

—¿Por qué has hecho esto, Priscilla? 

Los ojos de Priscilla y Zod estaban íntimamente enredados. 

—Había una posibilidad de interferencia. 

—¿Qué? 

—Desir, que conoce el lenguaje draconiano, y tú, que eres el más versado en la tecnología mágica moderna, son las mayores amenazas para mi plan. 

La Santa siguió hablando con una calma espantosa. 

—Así que no tengo más opción que eliminarlos. 

Existía la posibilidad de que interrumpieran su plan. 

Al escuchar tal respuesta, Zod Exarion miró silenciosamente a Priscilla. 

Anhelaba creer que, en cierto sentido, Priscilla se sentía culpable. Zod quería entender a Priscilla, y coincidir con ella. 

Él no quería odiarla. 

Esperaba encontrar una gran razón detrás de este asunto. 

Aunque ella le había arrebatado su brazo derecho y había destruido toda la torre, Zod le dio una última oportunidad. 

Pero ella solo comprobó dos hechos con su dura voz. 

La Priscilla que él conocía ya no se encontraba allí, y Zod Exarion ya no era su amigo. 

Ahora él era una amenaza que debía ser eliminada. 

Un sentimiento casi insoportable surgió. Tal vez fue la ira. 

Pero lo soportó. Zod no permitió que se manifestara. 

Eso se debió a que se dio cuenta de lo que tenía que hacer ahora. 

En este momento de la conversación con Priscilla, tenía que conseguir información de alguna manera. 

Por el bien de la persona que continuaría esta lucha. 

—¿Qué tratas de lograr al hacer esto, Priscilla? 

—Salvar a este mundo. 

—¿Salvar al mundo? 

La boca de Zod se retorció. Su voz se elevó. 

—Priscilla, ¿te has vuelto loca? Has cometido una atrocidad. ¡Estás condenando a la humanidad al fracaso! ¿¡Y dices que es para salvar el mundo!? 

—No lo entenderías, al menos no ahora. Desde tu perspectiva, nunca te darías cuenta de que este es un sacrificio necesario. Por eso no te estoy pidiendo que lo entiendas. 

Priscilla siguió hablando con calma. 

—Pero, en el momento en que este mundo sea salvado, en el verdadero sentido de la palabra, llegarás a entender por qué hago esto. 

Zod recordó haber escuchado su argumento en alguna parte. 

Era el mismo objetivo que tenía el Sistema Artemisa. Salvar a la humanidad, sin importar el costo. Era probablemente lo mismo que Skull Mask había escuchado de Lunia. 

—¿Y qué? Solo eres otra Skull Mask. ¿Luchando para restaurar una civilización muerta hace tiempo, incluso si eso significa destruir la humanidad? 

La sonrisa de Priscilla se desprendió de su rostro. Por primera vez, mostró signos de disgusto. 

—Skull Mask. Qué hombre tan desagradable. Quería revivir el pasado para cumplir con su egoísmo personal. 

Su voz estaba llena de desprecio. 

—Pero yo soy diferente. Me estoy esforzando por la salvación. El mejor mundo, para toda la humanidad: pasado, presente y futuro. 

En ese momento, él pudo sentir el calor detrás de sus fríos ojos. 

Priscilla volvió a pronunciarse con una voz gentil. 

—Así que, por favor, no me perdones… Maldíceme hasta el final. Ahora, ¿puedes hacerme un favor y morirte? 





Mientras la conversación llegaba a su fin, Zod casi había terminado de invocar un hechizo.