La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 160 - Novela en Español

Capítulo 160 - Emperatriz de Hielo (2)

Adjest sujetó con fuerza la espada, todavía firmemente alojada en el helado suelo, y la usó como apoyo para mantenerse erguida. Desir corrió hacia ella. Lentamente, su cabello plateado estaba volviendo a su color original.

—¿Adjest, estás bien?

—Uhhhgg.

Adjest apenas abrió sus labios. Estos se habían vuelto azules.

—Para serte honesta…, me estoy jodidamente muriendo aquí.

—Aquí, apóyate en mí.

Adjest no rechazó su oferta y se apoyó sobre él.

Con algo más soportando su peso, comenzó a respirar un poco mejor.

Francamente, parecía estar en una condición mucho peor que la que estaba al finalizar su batalla contra Donovan. Su cara estaba increíblemente pálida y parecía como si hubiera agotado todas sus reservas de energía, incluso su mismísima alma.

Sin embargo, por alguna razón, en su rostro no había ni un solo rastro de dolor visible. Solo había satisfacción.

Después de tomarse un momento para recuperarse ligeramente, habló con un rastro de entusiasmo.

—Creo que lo logré.

Desir vio la espada en las manos de Adjest.

La Center of Ice ya no emitía un intenso frío ártico.

Adjest había logrado dominar completamente a la espada que tenía en sus manos; algo que le daba a Adjest un potencial ilimitado para superar sus habilidades ya de alto nivel que Desir había presenciado en su vida anterior.

Adjest ya había alcanzado los niveles más altos de la escala de poder antes de aceptar este desafío; no muchos podían resistir tanto tiempo como lo hizo ella contra Donovan. Desir no pudo evitar sorprenderse de la cantidad de potencial que poseía.

Ella finalmente extrajo la espada con algo de apoyo de Desir.

A pesar de su fama, la espada parecía decepcionantemente simple. De hecho, era casi ordinaria. La longitud de la espada era similar a la que estaba acostumbrada Adjest, y no tenía ninguna característica evidente que la hiciera poco manipulable.

Adjest debería ser capaz de usarla sin ninguna modificación de su estilo de lucha. La única cosa que era diferente en la espada era su hoja; estaba forjada en un sólido hielo sin derretir. El tallado de la hoja era tan increíblemente suave, que parecía más una exquisita joya de cristal que solamente hielo o algún metal.

Una ligera y débil brisa se arremolinó alrededor de la espada, traicionando los rastros de su apenas disimulada naturaleza salvaje.

—Esta es la Center of Ice. —Adjest giró la espada ligeramente.

*Shing*

A pesar de que Adjest ejercía un control indirecto sobre el aire frío, ella no pudo evitar que la energía saliera de la espada. Era demasiado poderosa.

—¿Esto también es un artefacto?

La energía que emanaba de la hoja era extraordinaria. Si esta era la energía que ejercía en respuesta a un movimiento sin esfuerzo, entonces su poder a potencia plena debería ser fácilmente igualado al de un artefacto de Clase S.

Adjest dirigió su atención a Desir.

—Ahora podremos convencer a los bárbaros.

—Tienes razón, Adjest. ¡Gran trabajo!

Desir la elogió con toda honestidad; todo había resultado impecable gracias a su valeroso esfuerzo.

Esta vez, ellos habían garantizado exitosamente completar la misión. No había razón para apresurarse ahora.

Adjest se apoyó en Desir y caminaron juntos, lenta pero firmemente.

*Ploc*

*Ploc*

Algo goteó y cayó sobre el hombro de Desir. Él miró hacia arriba y descubrió que los hielos se derretían lentamente.

—¿…Agua?

*Crack*

Adjest y Desir siguieron la fuente del sonido y miraron detrás de ellos.

El lugar donde la espada había estado alojada todo este tiempo se había agrietado y el agua ya había llenado las grietas.

A Desir solo le tomó un segundo darse cuenta de lo que estaba pasando.

«…¡Oh, no!».

Se dio cuenta de donde estaba ubicado el templo. Se trataba de un lago.

La energía fría que emanaba de la Center of Ice había congelado todo el lago, y el templo se había erigido sobre ese hielo.

—Agárrate fuerte.

Desir lanzó a Adjest sobre sus espaldas.

—¿Eh? ¡Es… Espera!

Adjest intentó decir algo, pero Desir ya estaba corriendo.

—…

Trozos de hielo comenzaron a caer y el agua comenzó a subir rápidamente, pero Adjest no estaba para nada nerviosa.

El calor de la espalda y los hombros de Desir la calmaron.

* * * * *

Adjest y Desir se las arreglaron para escapar justo antes de que el templo se derrumbara completamente. Ambos estaban empapados de pies a cabeza y decidieron dirigirse a su lugar de estadía con una gran necesidad de descanso y relajación.

Desir quería hablar inmediatamente con Donovan, pero sabía que le sería imposible reunirse con alguien de su estatus, Gobernante de la Región del Norte, en cualquier momento que él quisiera.

La siguiente oportunidad que Desir tuvo para hablar con Donovan fue dos días después de obtener la espada. Se reunieron en el mismo lugar donde lo conocieron originalmente por primera vez. Sin embargo, el ambiente era sutilmente diferente de aquel primer encuentro.

Mientras la Center of Ice permaneciese en Harrowind, los bárbaros estarían atados a su juramento de encontrar un dueño para ella y se negarían a abandonar este lugar.

Con dicha situación, el resultado esperado ante cualquier pedido de cooperación era el del rechazo. Por esa razón, la última reunión se había llevado a cabo de una manera un poco descuidada, con falta de determinación y entusiasmo. Cualquier diplomático apelando a la colaboración a los bárbaros podía ser ignorado, ya que su juramento tenía prioridad.

Pero esta vez la situación era completamente diferente. Los numerosos jefes tribales estaban confundidos; nunca esperaban que un grupo de jóvenes continentales fuera capaz de sacar la Center of Ice. Donovan, que aparentaba ser el más tranquilo de los bárbaros, abrió primero la boca.

—¿Realmente tomaron el control del poder de la Center of Ice?

Desir respondió respetuosamente.

—Lo hicimos, su señoría. Hemos obtenido con éxito la Center of Ice y nos gustaría presentársela como prueba.

Desir señaló a Adjest y ella desenvainó la Center of Ice: la espada que estaba realizada completamente en hielo. La única espada de su clase en todo el mundo.

—Increíble.

Los bárbaros creían que ellos eran los elegidos para cumplir con el juramento de Melgerr. Nunca habían pensado que alguien que no fuese un bárbaro pudiera extraer la espada. Los jefes no podían aceptar que Adjest tuviera la Center of Ice en su mano.

Al principio solo eran unos pocos murmurando en voz baja, pero poco a poco más jefes comenzaron a expresar sus quejas.

—No podemos aceptar esto.

Uno de los jefes, asumiendo la responsabilidad de representar a los demás, se pronunció.

—La Center of Ice representa la promesa que Melgerr compartió con su apreciado amigo. No podemos permitir que continentales como ustedes violen su santidad.

La multitud soltó un rugido en acuerdo. Una áspera mezcla discordante de sonidos continuó hasta eventualmente llegar a un incesante aumento.

Uno de ellos no pudo mantener la calma por más tiempo y se acercó a Adjest. Justo después de él, unos cuantos de sus soldados lo siguieron y rodearon a la party de Desir.

—Me conocen como Lodelis, jefe de Los Osos. Yo, como guardián de la Center of Ice, solicito… cortésmente que nos la devuelvan.

—¿Y si nos negamos? —cuestionó Adjest.

—La tomaremos de ti.

Desir respondió, mientras mostraba una sonrisa:

—Esto es muy gracioso. Seguimos correctamente todos los procedimientos que nos indicaron y liberamos la Center of Ice después de recibir un permiso oficial. ¿Sobre qué base puede decir que nos la quitará, y más aún, que utilizará la fuerza?

—La Center of Ice nos ha sido legado por el mismo Melgerr... Hemos resguardado esta espada durante incalculable tiempo. Ni siquiera pueden comprender lo absurdo de todo esto... Si alguien va a poner sus manos sobre esta espada, debe ser uno de los nuestros.

Adjest, añadió sus pensamientos.

—¿Entonces qué si te damos la espada? ¿Crees ser capaz de quitárnosla? ¿Podrás siquiera sostenerla?

Adjest liberó su control sobre la espada y dejó que un poco de su furiosa y fría energía se filtrara entre la multitud.

Quienes tuvieron la desgracia de estar cerca de Adjest fueron asaltados por un ártico vendaval que se sentía como si traspasara hasta los huesos.

—¡¡¡Suficiente!!!

Donovan notó que la situación se estaba deteriorando e intervino para aliviarla.

—No necesitas hacer nada.

—¿¡Está diciendo que está bien que tomen la Center of Ice!? —Lodelis gritó a Donovan.

—Yo tampoco estoy contento con eso.

Después de una breve pausa, Donovan continuó.

—…Pero respóndeme, Lodelis. ¿Cuál fue el juramento que hemos mantenido hasta ahora?

Resguardar la espada hasta que aparezca la persona que sea capaz de extraerla.

Eso fue lo que el hombre legendario pidió a Melgerr que hiciera., cuando dejó atrás a la Center of Ice. Nunca quiso que perteneciera a quienes la resguardaban, y mucho menos al propio Melgerr.

—Per… Pero...

Lodelis entendió lo que Donovan lo estaba intimidando, pero era tan difícil aceptar el hecho de que debía entregar la espada, que él y sus ancestros habían protegido con sus vidas, a estos forasteros.

No fue fácil. Pero Lodelis no pudo decir nada, y finalmente bajó la cabeza.

La autoridad de Donovan era absoluta.

Donovan hizo referencia al juramento y finalizó el asunto aceptando a Adjest como la verdadera propietaria de la espada. No quedó nadie que se atreviese a cuestionar quién era el legítimo dueño de la espada.

Una vez resuelto el problema de la propiedad de la Center of Ice, Desir pasó al siguiente asunto. La razón principal de su viaje y de esta reunión.

—Es grandioso que su juramento al compañero del gran Melgerr se haya cumplido. Ahora estoy dispuesto a escuchar su respuesta con respecto a nuestra cooperación conjunta en contra los Forasteros.

Donovan se levantó y miró a su alrededor.

—Mis grandes guerreros, hemos entrenado nuestros dientes y garras en esta fría nieve, todo por el bien de mantener el juramento hecho en tiempos pasados. Debido a este juramento, hemos apartado la vista de las injusticias.

Originalmente, los bárbaros eran justos y confiables. Eran de los guerreros más valientes, que daban el primer paso para ayudar a los pobres y sostener la justicia.

Donovan empuño su hacha y la hundió en el suelo.

—Nuestra sagrada misión está ahora cumplida.

Frente a nosotros, tenemos un escenario para probar que somos los soldados que heredaron la sangre de los más grandes guerreros. Mis jefes, vayan y dirijan sus soldados, que ahora es el momento de mostrar nuestros dientes y garras. ¡Ahora es el momento de castigar a la injusticia!

—¡¡¡Yaaaaaaaaaaaaaah!!!

Todos los bárbaros blandieron sus armas y las agitaron en el aire mientras gritaba con fuerza. La mayoría de ellos se mostraban activos y gritaban.

La verdad era que muchos de ellos se habían sentido reprimidos por el juramento, que los obligaba a aislarse del mundo. No fue fácil para ellos permanecer ocultos y vivir como fuesen hombres buscados.

Los bárbaros que antes se había quejado en voz alta, estaban una vez más gritando juntos al unísono.

Donovan Asylan no ascendió en la jerarquía social para llegar a este trono, confinando solamente en su autoridad y su linaje. Él entendía como movilizar a la gente y hacer que se encendieran.

Desir admiraba realmente a su viejo amigo.

—Escuchen, leones del imperio… Regresen a su emperador y digan a él que los más grandes guerreros de Harrowind estarán allí para ayudarlos en su tiempo de necesidad.

Oficialmente, los bárbaros se habían unido a la alianza.