La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 284 - Novela en Español

Capítulo 284 - Catástrofe (10)

«No vamos a permitir que ocurra el peor de los casos». 

No se podía dejar que la Iglesia de Artemisa tomara la ciudad sin al menos incurrir en graves pérdidas. 

Si Kansas cayese con el portal presente, sus enemigos tendrían en sus manos un camino directo a la capital, Dresde. 

«Mientras podamos destruir la iglesia...». 

Por otro lado, si lograban destruir el portal de teletransportación, su victoria llegaría tarde o temprano.

Aunque Kansas estuviera ocupada hoy, estaba aislada, rodeada por un mar de refuerzos de Hebrion. Sin un portal de teletransportación, la Iglesia de Artemisa se quedaría sin suministros y se limitaría a las tropas ya apostadas en la ciudad. 

Recapturarla podría resultar difícil, pero posible. 

Por lo tanto, los Caballeros de Kansas solo tenían un objetivo. Tenían que destruir la iglesia. 

Todo el Imperio dependía de ello. 

—¡Fuego! 

*Boom* 

Aura colisionando. Gritos. Armadura de cascos retorcidos. Los sonidos de la guerra seguían a los Caballeros de Kansas dondequiera que fueran. 

Una y otra vez los Caballeros de Kansas rompieron las defensas de la Iglesia de Artemisa. Hace mucho tiempo que sus dudas para entablar una batalla se desvanecieron. Habían abandonado sus pícaras tácticas y comenzaron a cargar por el bulevar central. 

La Iglesia de Artemisa había descubierto sus planes, por lo que los caballeros se quedaron con una sola estrategia válida. 

Argelia levantó su lanza y gritó. 

—¡Abran paso! 

El grupo a caballo derribó lo que fuera un hermoso mercado. A medida que ganaban impulso, el ruido de las pezuñas retumbaba en los puestos destrozados. 

El viento que pasaba por sus oídos era, con toda honestidad, aterrador; pero nada se podía comparar con el terror de la batalla. A medida que se acercaban a la iglesia, también lo hacía la densidad de las fuerzas de sus oponentes. 

«Ya esperábamos esto». 

Incluso si significaba perder hombres, abrirse paso lo más rápido posible era la única táctica válida. Si el enemigo colocaba fuerzas por delante para interceptarlos, entonces ciertamente reunirían suficiente fuerza para defender el portal de teletransportación. 

Ahora solo era cuestión de tiempo. 

*Boom* 

Cada vez que atravesaban las líneas de defensa del enemigo, Argelia daba la misma señal a sus tropas. 

Los caballeros del frente frenaban y permitían que la retaguardia los eclipsara, dándoles su turno en el frente. De esta manera, el frente siempre permanecía en su apogeo, y podía ejercer toda su fuerza al romper las líneas enemigas. 

*Slash*

*Slash*

Argelia no se había reservado solo al papel de comandante. Se unió al frente, lanzando su Aura hacia los enemigos, cortándolos antes de que pudieran acercarse a él. 

Cualquier caballero de Rango Alfil era capaz de participar en un combate de medio alcance, mostrando una destreza de combate equivalente a la de los magos de 3° Círculo. 

—¡Tenga cuidado, Lord Crowe! 

*Booom* 

Argelia lanzó su Aura hacia adelante, emboscando a algunas de las fuerzas de la Iglesia que se escondían detrás de un edificio cercano. La Iglesia de Artemisa fue incapaz de detener a la caballería que se acercaba. 

Estaba claro que el espadachín situado en Kansas no se había debilitado debido a que su excelente defensa a distancia lo mantenía a salvo. 

Enfrentado a un inesperado contraataque, el poder de Artemisa se dispersó, por lo que su reacción fue inevitablemente insuficiente. Era imposible detenerlos con defensas preparadas de forma apresurada. 

—¡Veo a la iglesia por allí! —Un caballero gritó de alegría. 

Tal como dijo, la iglesia de Artemisa comenzó a aparecer en la distancia. 

Sin embargo, la expresión de Argelia era sombría. Su canal de comunicación, que hasta ahora había estado dando noticias de desesperación, se había silenciado. 

Lo que eso significaba esto era obvio. 

Kansas había sido aniquilada. Eran los únicos soldados imperiales que quedaban en esta ciudad. 

El estruendo de los cascos de los caballos era fuerte. El aire de la ciudad en llamas era sofocante. 

—Ya que nuestras tropas han sido aniquiladas, hay pocas posibilidades de que podamos sobrevivir aquí, aunque tengamos éxito. 

Argelia giró la cabeza hacia el costado, intentando encontrar la fuente de la voz. 

Se trataba de Lord Crowe, un viejo veterano de guerra al que Argelia había admirado cuando llegó a Kansas. 

Argelia volvió a girar la cabeza y abrió la boca, mirando hacia el frente. 

—¿Te arrepientes? 

—¿Arrepentirse de qué? 

—De unirte a mí. De seguir las órdenes de un novato en una operación imprudente. 

—Joven novato... bueno, no puedo negarlo. 

Lord Crowe sonrió. 

—Pero no me arrepiento. 

La lanza de Lord Crowe pasó brevemente por el costado de Argelia, con una pequeña brizna de Aura en la punta. En un instante, el Aura se expandió en forma de un gran hemisferio, creando un escudo en el costado de Argelia. Fue una admirable demostración de un Aura precisa. 

El joven comandante se confundió brevemente, pero al final obtuvo su respuesta cuando un ataque enemigo llegó un momento después y chocó con el Aura de Crowe. 

*Smash* 

Hubo una tremenda onda expansiva. 

Lord Crowe sacó una lanza de repuesto de su bolsillo dimensional y la arrojó en la dirección en la que se había producido el ataque. La lanza penetró en el pecho del enemigo con un golpe preciso. 

—Si esta operación fracasa, Dresde quedará expuesta al enemigo y su gente sufrirá. 

Lord Crowe sacó otra lanza de su bolsillo dimensional como si nada hubiera pasado. 

—Sea o no un novato, comprendí el significado de la operación y decidí seguirlo hasta el final. Así que, por favor, deje sus pensamientos a un lado y concéntrese en la situación frente a sus ojos, comandante. 

Determinación. 

Estaba decidido a seguir la voluntad de Argelia. 

No era solo Lord Crowe. Además de los Caballeros de Kansas, había varios individuos poderosos que no solo eran más fuertes que Argelia, sino mucho más experimentados. 

Pero todos ellos siguieron el ejemplo de Argelia sin mucho desacuerdo. 

Fue Argelia quien presentó la operación con una actitud tranquila mientras todos estaban aterrorizados por el ataque sorpresa de la Iglesia. 

Fue el único que mantuvo la calma en la dificultosa situación, y todos lo siguieron porque comprendieron la importancia del éxito de la misión. 

«Si hubiera sido hace dos años, me habría puesto muy nervioso». 

Todavía recordaba ese día. 

La Great Mother Worm. 

Fue un comandante incompetente que fue incapaz de hacer nada más que desesperarse frente a un enemigo fuerte. 

Y él lo admiraba porque estaba muy desesperado ese día. A la única persona que dio un paso al frente y lo salvó en ese momento. 

Un comandante ideal, que calmadamente guio a todos a pesar de sus experiencias personales, manteniéndose firme incluso en circunstancias desesperadas. 

«¿Te alcancé, Desir?». 

—¡Hemos llegado! 

Argelia despertó de su ensueño. 

Al mirar a su alrededor, vio un terreno vacío con una vasta área. 

Las estatuas de la diosa adornaban el claro, pero lo que llamaba la atención era la inmaculada iglesia del centro. 

Todos los miembros del grupo montado aumentaron su velocidad, elevando su Aura al unísono. 

Había un aire de incomodidad que provenía de ellos mientras galopaban hacia la iglesia… 

Alguien había salido de la iglesia para recibirlos. 

Un Paladín Sagrado, vestido de blanco puro. 

La luz fluía a través de los cristales tintados de la iglesia y se reflejaba en su armadura, dando como resultado un radiante brillo sagrado que emanaba de su oponente, con un sentimiento similar proveniente de su Aura. 

«No debemos bajar la guardia solo porque haya un solo enemigo». 

La Iglesia de Artemisa ya se habría dado cuenta de lo fuerte que era el grupo montado. El hecho de que solamente hubiera una persona delante de ellos era una prueba de la confianza que debían tener en su fuerza. 

«Pero es un único enemigo. Hemos llegado hasta aquí, no podemos retroceder...». 

No importaba cuán poderoso fuese el enemigo delante de ellos, no podían retirarse. Desde el principio fue una operación que amenazaba la vida. No había opción para que se retiraran. 

Por supuesto, fue un criterio adoptado porque pensaron que era posible prevalecer. 

Su oponente, sin importar cuán poderoso fuese, no podía ser más fuerte que un caballero de Rango Rey. 

La fuerza combinada de los Caballeros de Kansas probablemente no era equivalente a la de un Caballero de Rango Rey, pero estaban acompañados por Lord Crowe y algunos otros veteranos. Por no mencionar que tenían la ventaja de estar ya en una carga completa. Incluso si fuese de Rango Rey, y la lucha llevaba un tiempo, confiaban en su capacidad para derrotarlo. 

*Crujido* 

El Aura se elevó como una llama del arma de Argelia. Vertió toda su energía en esta carga, pensando únicamente en derribar al enemigo que estaba delante de él. 

Otros también pensaron lo mismo. 

La distancia entre el caballero blanco y el grupo montado se acortó rápidamente, y tan pronto como la distancia se convirtió en cero, volcaron toda su Aura hacia el caballero vestido de blanco puro. 

Y la sangre salpicó el suelo. 

Argelia gimió de dolor. 

En algún momento se encontró tirado en el suelo, mirando al cielo. 

Su memoria se aclaró hasta el momento en que el caballero atacó con su espada, pero no estaba seguro de lo que había sucedido después, como si el tiempo mismo se hubiera adelantado. 

Puso los ojos en blanco, viendo que Lord Crowe había colapsado a su lado. 

«¿Qué... qué está pasando?». 

En ese momento, Argelia abrió bien los ojos como si no pudiera creerlo. La cabeza de Crowe no tenía cuerpo. 

Argelia vomitó sangre y luchó por darse la vuelta. 

Era un infierno. 

Había sangre por todas partes. 

Docenas de cuerpos desmembrados de caballos y humanos estaban esparcidos por todas partes. Era imposible identificar qué brazo pertenecía a qué torso, qué torso pertenecía a qué cabeza. 

Todos estaban muertos. 

Cada uno de ellos. 

*Pasos* 

Mirando en la dirección de las pisadas, el caballero de blanco se acercaba a él. El mismo no tenía ni una pizca de daño. 

No podía entenderlo. La situación estaba más allá de toda comprensión. Fueron masacrados sin esfuerzo, y su enemigo quedó completamente ileso. 

Lo más preocupante de todo, no tenía ni idea de cómo había sucedido. 

*Pasos* 

*Pasos* 

*Pasos* 

Los pasos se hicieron cada vez más fuertes. 

Argelia no podía simplemente permanecer quieto y morir. 

Intentó levantarse. 

Pero no pudo moverse. 

No importaba que tanto se esforzara, no podía tener la fuerza suficiente para mantenerse en pie.

Solo entonces Argelia, que miró su cuerpo, se dio cuenta de que no había nada donde se suponía que deberían estar sus piernas. 

El sonido de las pisadas se detuvo por un momento. El caballero de blanco puro se detuvo ante sus ojos. 

Argelia y la mirada del caballero blanco se encontraron. Y la espada que el caballero de blanco puro sostenía se levantó lentamente. 

—¡No puede terminar así...!" 

*¡Slash!*