Tuesday, December 15, 2020

La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 289 - Novela en Español



Capítulo 289 - Rapsodia (4)



—Como era de esperarse del Imperio. 

Pierrot Mask realmente admiraba a los enemigos que tenía delante. 

Esperaba que el país más fuerte del continente montara una valiente defensa, pero esto iba mucho más allá de sus más salvajes expectativas. 

*BAAAM* 

Cada instante, cada segundo, la atmósfera se desgarraba y el propio planeta lloraba. 

Los hechizos de 7º Círculo, un nivel de fuerza considerado como el más fuerte del que la humanidad era capaz, continuaban brotando. 

Era una enorme muestra de fuerza más allá de lo que cualquier otra nación era capaz de hacer. Si la Iglesia de Artemisa no se hubiera preparado a fondo, los paladines ya habrían desaparecido sin dejar rastro bajo tal ataque. 

*BOOOOM* 

Varias cruces gigantescas, de decenas de metros de largo, flotaban en el aire frente a las tropas de la Iglesia de Artemisa. 

La Mirada del Padre. 

Se trataba de una técnica creada a través de la culminación de cientos de Bendiciones de Luz que se utilizaban en armonía, un poder capaz de reflejar y compensar cualquier impacto. 

Aunque la técnica era extraordinariamente poderosa, carecía de sentido práctico; tener a cientos de Paladines reunidos en un lugar, todos capaces de coordinarse entre sí para una sola técnica, era mucho más fácil de decir que de hacer. 

Sin embargo, una vez que las onerosas condiciones fueron resueltas, los usuarios fueron bendecidos con un poder defensivo abrumador, más allá incluso del Sistema Aurora, que era el mejor sistema defensivo que tenían sus oponentes. 

Habiendo logrado defenderse de la aniquilación, se habían comprado un cierto margen de maniobra. El problema era que la fuerza del Imperio era más de lo que habían previsto. 

Incluso con sus absurdas capacidades defensivas, no podían bloquear completamente varios hechizos del 7º Círculo, lanzados rápidamente de manera consecutiva, sin sufrir algunas pérdidas. 

—¡No podemos permitirnos perder la Mirada del Padre! 

—¡Caballeros de la 3° División, tomen turnos! 

A medida que los hechizos se vertían sobre la cruz, ésta comenzó a resquebrajarse. Eso significaba que parte del escudo ya había sido destruido. 

Cada vez, había gritos que resonaban desde todos los rincones de su formación. Antes de que llegasen, ya habían sufrido importantes bajas en sus batallas anteriores. 

«Lo más extraordinario es que mantienen este nivel de bombardeo». 

Era la magia del 7º Círculo, la llamada magia más poderosa de la humanidad. La fuerza era grande, pero la cantidad de maná necesaria para lanzarla era también alucinante. 

Incluso Zod Exarion raramente realizaba magia de 7º Círculo en pos de la eficiencia. Si pudiese lograr el mismo efecto con múltiples hechizos de círculo inferior, no tenía sentido desperdiciar maná en un hechizo de un círculo superior. 

[—Desplieguen] 

[—¡Pongan todo en ello, no hay razón para tomarlo con calma!] 

A pesar de eso, el Imperio estaba disparando varios hechizos del 7º Círculo uno tras otro. Entonces, ¿cómo compensaba el Imperio esta ineficiencia? 

Cristales mágicos. 

El Imperio Hebrion tenía una enorme reserva de gemas, cada una con una considerable cantidad de maná almacenado dentro de ellas. Cada una de las piedras valía más que su peso en oro y se consumía a un ritmo alarmante. 

Con cada hechizo, los magos se alimentaban de suficientes piedras mágicas como para exceder el presupuesto anual de un pequeño reino. 

Era una forma poco glamorosa de luchar, pero únicamente era posible para una nación como el Imperio Hebrion, que durante mucho tiempo había dominado siendo el más fuerte de la humanidad, acumulando una riqueza incalculable a lo largo de los siglos. 

«Bajo el Sol del Imperio, la capital ha renacido como una fortaleza inexpugnable». 

Dresde era, en efecto, una fortaleza bendecida con ventajas naturales. 

En el norte, estaba Lagran, la tercera cadena montañosa más grande del continente, que hacía imposible que los enemigos extranjeros invadieran a través de ella. 

Simultáneamente, el enorme río que comenzaba en Lagran rodeaba el oeste y el sur de Dresde. El canal era profundo y ancho, por lo que cualquier infantería necesitaría de un puente o botes para cruzarlo, lo que los convertiría en blancos fáciles. 

Si se dirigían a Dresde, su única ruta era a través del Este. 

Desafortunadamente, su ciudad fortaleza, Kansas, ya había caído. Entre ese lugar y Dresde había una llanura abierta, que no daba a los ejércitos que avanzaban espacio para esconderse. Si querían atacar la capital de Hebrion con infantería, tendrían que pasar por allí. 

Teniendo solamente una ruta de ataque, las tropas de la Iglesia de Artemisa se vieron forzadas a una lucha desfavorable desde el principio. 

«Preparamos aeronaves para superar esto, pero...». 

Priscilla trabajó incansablemente para construir una fuerza aérea sustancial, que ni siquiera el Imperio Hebrion podría igualar, pero había perdido más de la mitad de ella a manos de Desir en Altea. 

Al final, lograron eliminar a Desir, pero a un costo extravagante: perdieron su ventaja contra Dresde. 

No les quedó más remedio que abrirse paso con fuerza bruta por el Este. Tenían que avanzar, aunque sabían que estaban en una asombrosa desventaja. 

Esa era la situación actual de la guerra. 

*Risas* 

Aunque se enfrentaban a tal desventaja, los labios de Pierrot Mask se enroscaron con alegría. 

—Valdrá la pena todo el esfuerzo. 

La situación era definitivamente desfavorable. 

Apenas habían conseguido defenderse del bombardeo sostenido del Imperio, pero estaba claro que no podían durar mucho más. 

Sin embargo, Pierrot Mask no estaba interesado en esperar hasta entonces. 

Mientras gesticulaba locamente en el aire, decenas de naipes fueron convocados en sus manos. Parecían ser solo cartas de papel, pero cada naipe era un artefacto de Clase A que contenía una gran cantidad de espacio dimensional. 

Cuando las cartas comenzaron a girar a su alrededor, extraños apéndices comenzaron a forzar su salida. Se retorcían y se transformaban, una nauseabunda cacofonía de huesos que se rompían y carne que se retorcía haciendo eco mientras se extendían y se acomodaban en su lugar. 

Después de que la profanación concluyera, tuvieron forma humana. 

—Bien, comencemos. 

Pierrot Mask sonrió a los humanoides que cayeron ante él. Una sonrisa malvada adornaba su rostro, una que desconcertaba incluso a sus aliados. 

—Capriccio*. 

Era hora de que la obra comenzara. 

(*"Capriccio" es una ópera compuesta en plena Segunda Guerra Mundial por Richard Strauss, con libreto en alemán escrito entre el propio compositor y el director Clemens Krauss). 



* * * * * 



Guiltian estaba sentado en la cima de una torre de vigilancia, viendo la fortaleza que se había construido en las afueras de Dresde. A su lado se alineaba nada menos que su Guardia Real. 

—Algo se está acercando. 

La primera persona en notar el cambio inesperado fue Jean Euremrin, la Espada de la Guardia Real. Un hombre mayor de al menos cuarenta años con un parche negro en un ojo y una barba gris que le llegaba al pecho. 

Jean reunió rápidamente su Aura, y reconoció el fenómeno más rápido de lo que cualquier hechizo de detección podría ser invocado. 

—Casi... cuatro mil tropas. 

Añadió Raphael, que estaba a su lado, después de reconocerlo un poco más tarde que él. 

Su cara se endureció. 

Era un asunto muy serio. 

La escala del ejército al que se enfrentaban había aumentado. El repentino aumento de su fuerza militar afectaría sin duda al progreso de la batalla. 

Guiltian abrió la boca. 

—... ¿Son soldados cuidadosamente seleccionados que estaban escondidos? 

—No lo creo. Parecen muy rudos para eso. 

Jean Euremrin lo negó con calma. 

—Son demasiado lentos para ser vanguardistas, y no llevan nada que sugiera afiliación a la Iglesia de Artemisa. También se acercan sin formación, así que no creo que sean una unidad disciplinada. 

Lo que dijo asombró a los demás presentes. 

Jean había calculado con precisión sus movimientos a una distancia imposible de confirmar visualmente. 

Incluso Raphael se sorprendió. Todo lo que podía hacer era sentir su presencia cercana, pero no había sido capaz de detectar ese nivel de detalle. 

Pero ahora no era el momento para sentirse asombrado. Si lo que Jean decía era cierto, solo había una respuesta posible, y era el peor de los casos para el Imperio. 

—Detengan el bombardeo. 

Con la orden de Guiltian, el bombardeo torrencial se detuvo en un instante. Al desactivarse el círculo mágico que cubría el cielo, se rompieron las matrices de hechizos, lo que provocó que los fragmentos de maná se esparcieran por el cielo, y que su luz azul se apagara en el campo de batalla. 

Los ojos de Raphael contemplaban a la horda que se acercaba, era incapaz de ocultar su ansiedad. Incluso Guiltian, permaneciendo sereno como siempre, tenía un aire de nerviosismo en él. 

Sus peores temores se habían hecho realidad. 

[—Su Majestad, son... gente del Imperio Hebrion.] 

Este fue el reporte oficial de los magos imperiales, sus objetivos finalmente estaban dentro del rango de sus hechizos de detección. 

—¿Esto es cierto? 

[—Eso... podemos afirmarlo. Deben ser miembros del ejército imperial de las ciudades que han sido conquistadas.] 

Aunque Guiltian dudó de la autenticidad de la información, nada cambió. 

Raphael no pudo evitar murmurar. 

—Pensé que todos habían muerto. 

Eso era lo que todos pensaban. 

A medida que la distancia entre ellos se estrechaba, la gente que estaba en los muros de la fortaleza podía oír sus voces: Estaban lamentándose. Estaban tratando de huir de algo, pidiendo ayuda. De hecho, corrían hacia aquí con toda la energía que podían reunir. 

Había una pequeña brecha entre la Iglesia de Artemisa y ellos. Un vago espacio que parecía ofrecerles la oportunidad de salvar a esas personas, y al mismo tiempo estar lo suficientemente cerca para amenazar con una repentina represalia si lo hacían. 

No podían continuar su bombardeo, ya que eso destruiría a los cautivos, pero tampoco podían abrir las puertas de la fortaleza para salvarlos porque la Iglesia de Artemisa estaba lo suficientemente cerca como para forzar su propia entrada también. 

Raphael se quejó, dándose cuenta de la intención de la Iglesia de Artemisa. 

—Es tóxico. 

Esta era una estrategia tan tóxica y venenosa. 

Se les obligaba a elegir entre salvar a los cautivos que creían muertos o ignorarlos y masacrarlos con sus propias manos reiniciando el bombardeo. 

«...Tenemos que salvarlos». 

Quería abrir la puerta y exigir que fueran salvados. 

Sin embargo, Raphael no podía expresar este deseo. 

Había una diferencia entre los ideales y la realidad. No solo tenían que detener el bombardeo, sino también abrir la puerta para acogerlos. 

Hacerlo destruiría la línea defensiva del Imperio. 

Desde que dejaron de bombardear, ya habían sufrido una pérdida masiva. Necesitaban dedicar tiempo a reorganizar sus hechizos del 7º Círculo; mientras que la Iglesia de Artemisa, sin restricciones, podía avanzar al doble de la velocidad. 

Sus defensas, que antes estaban bastante dañadas, se estaban restaurando significativamente. 

Siendo realistas, la mejor elección que el Imperio podía hacer era la de no tener corazón. Tenían que renunciar a los cautivos, a su gente, y bloquear el avance del enemigo. 

Guiltian había ascendido a la posición que tenía ahora porque podía tomar decisiones desapasionadas mejor que nadie y asegurar el mejor resultado posible cada vez. No había manera de que se dejara llevar por sus sentimientos. 

Raphael tuvo que permanecer en silencio porque lo sabía muy bien. 

—Abran la puerta. 

—¡…! 

Un fuerte shock mantuvo en silencio la cima de la torre de vigilancia. 

El Emperador, que solo buscaba el progreso práctico del Imperio, estaba tomando un enorme riesgo para salvar a los cautivos... 

«¿Por qué demonios...?». 

Antes de que Raphael pudiera hacer una pregunta, Guiltian continuó. 

—Qué gracioso. 

Guiltian tenía una sonrisa cínica inmensamente fría. 

—¿Creyeron que podían ganar con una táctica tan vergonzosa? 

—… 

No se estremeció en lo más mínimo. Esta no fue una decisión tomada por precipitación. 

Mantuvo su compostura estoica, el comportamiento característico por el cual el mundo lo conocía. 

Raphael sonrió. 

«Sí. Ese es mi maestro». 

—Raphael, Jean. 

—Sí, Su Majestad. 

Los dos Guardias Reales se arrodillaron ante su llamada. 

—Es hora de que les mostremos que hay más en nuestro poder que simplemente magia. 





6 comments:

  1. Me alegra haberme equivocado al pensar que Jean, La Espada, ya no iba a tener protagonismo. Al parecer en este enfrentamiento final tendrá su momento de gloria, junto a Raphael.

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    1. pensaba igual, pense que nunca lo iba a tener su momento, pero aqui esta al fin...aunque un poco tarde la verdad, me sorprende que el imperio no haya recibido refuerzos de los demas reinos y paises, se que su relacion no es del todo la mejor, pero la iglesia de Artemisa se volvio el enemigo publico numero uno... en fin gracias por el cap, hoy tuve un dia de mierda, estoy cansado y estresado, fue una alegria ver que habia un nuevo cap para leer

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    2. Sí, un poco tarde pero en fin...
      Me gustaría que el imperio tenga problemas en la batalla y lleguen al menos los Esteban a ayudar, después de todo ellos no son magos 😁

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  2. Para mí que este wey era como Gai en Naruto, lo tienen que quitar de los principales problemas, porque o sino resolvería todo xd

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    1. De acuerdo con Aaron, cada vez que mencionaban a la espada del imperio, estaba en solitario, realizando misiones de nivel nacional.

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