La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 292 - Novela en Español

Capítulo 292 - Rapsodia (7)

Las fuerzas occidentales de Dresde habían caído inmediatamente. 

Su orgulloso muro se convirtió en polvo en un instante. 

El humo oscuro se enroscó desde los cimientos de la Basílica. 

Los restos de vida humana y piedra se unieron en una siniestra trama… 

—¡Refuercen el frente 

—¡Alguien, entablille mi tobillo! 

Sin embargo, los militares imperiales reunieron sus tropas y recuperaron su formación. 

—... Realmente son el Imperio. —Priscila los alabó de forma muy generosa. 

No solo tenían que defender Dresde, sino que también tenían que combatir los ataques sorpresa espontáneos en todo su imperio, teniendo que competir con la red secreta de portales de teletransportación de la Iglesia. 

El ejército del Imperio Hebrion estaba extremadamente fragmentado, una estratagema deliberada establecida por la Iglesia de Artemisa, y aun así continuaban defendiendo con un asombroso número de fuerzas. 

Pero incluso así, no pudieron detenerlos. 

Las fuerzas militares que irrumpieron en el oeste de Dresde eran consideradas la élite de la Iglesia de Artemisa. Había cientos de caballeros liderados por doce cardenales y paladines, así como cazadores de herejes. Cada uno de ellos era lo suficientemente hábil como para merecer el título de élite. 

Pero entre todos ellos, un solo individuo era necesario para evitar que el ejército imperial les bloqueara el camino. 

*Tap* *Tap* *Tap* 

La cazadora de herejes, Rhea. 

Con cada paso que daba, un jacinto blanco florecía bajo sus pies. Brotaban, y poco después se formaban capullos, y en un segundo florecían por completo. 

Aunque parecía un inofensivo florecer, la siguiente secuencia era cualquier cosa menos estética. Los jacintos se negaban a permitir que nada más que Rhea los tocasen, y todo lo que se acercaba demasiado a ellos desaparecía repentinamente, como si nunca hubieran existido. 

*Pisadas* 

Rhea continuaba caminando hacia adelante, deshaciéndose de todo lo que le bloqueaba el camino. 

—¡Deténganla! 

Un comandante imperial con rostro cubierto de ceniza, que era responsable de vigilar el ahora colapsado oeste, gritaba desesperadamente las órdenes. Sin embargo, no había forma de que los soldados que no entendían su habilidad pudieran detenerla. 

Durante mucho tiempo, los gritos emanaban de cualquier lugar por donde pasara. En poco tiempo, el paisaje urbano en ruinas se quedó en silencio, excepto por la Iglesia de Artemisa y un comandante de Hebrion. 

El oficial desenvainó su espada con manos temblorosas, apuntando valientemente a la líder de los Inquisidores. 

Rhea simplemente sonrió suavemente y extendió su mano. 

Un solo pétalo de jacinto blanco creció de su muñeca, desprendiéndose elegantemente y viajando por los vientos hacia la espada del comandante, aterrizando suavemente en la empuñadura. 

—¡Argh! 

Él arrojó su espada con un grito. 

*Whoosh* 

El pétalo de un blanco puro había formado una llama brillante, que instantáneamente envolvió toda la espada. El arma entera se quemó hasta la nada, sin dejar ni siquiera cenizas, no pudiendo sobrevivir siquiera a la distancia entre la mano del comandante y el suelo. Si hubiera esperado un momento más, esa llama probablemente se habría extendido a él también. 

«¿Qué clase de poder...?». 

Los ojos del oficial estaban cargados de miedo. Todo su cuerpo temblaba, pero no por la exhibición: empezó a sentir una ligera presión alrededor de sus piernas. No necesitaba mirar hacia abajo para saber lo que era. 

*Chasquido* 

En lugar de quemarlo vivo al instante, la flor simplemente lo acopló a un grueso tallo, impidiendo cualquier movimiento. Rhea se dirigió lentamente hacia él, inclinándose para arrancarle la elegante flor de su cuerpo. 

—Yo llamo a esto Bautismo de Fuego... No importa la herejía que necesite purificar, estos hermosos jacintos nunca dejan de crecer, y tragarán cualquier cosa que considere necesaria de purificación. 

Sus ojos sonrientes cambiaron muy ligeramente. Su bello rostro, sereno, tenía un trasfondo siniestro y sádico. 

—¡Erugh...! Urgh! 

Rhea agarró lentamente la cara del comandante con sus manos. 

Él intentó apartar la cabeza, pero los tallos de la flor lo atraparon por el cuello y rostro y comenzó a abrir la boca por la fuerza. Rhea aprovechó la oportunidad para introducir la flor en su garganta. 

—Si fueras un hombre devoto, de verdadera fe, entonces no serías purificado. Saldrías ileso, ¿verdad? 

*Clap* 

Rhea aplaudió en una declaración. 

Las flores estallaron en llamas, optando por quemar lentamente al capitán imperial en lugar de destruirlo. 

Durante unos segundos, gritó en una agonía inimaginable, mientras su carne se derretía y se fundía y sus ojos se disolvían en sus oquedades. En diez segundos se quedó sin fuerzas y las llamas carbonizaron el cadáver, dejando tras de sí cenizas negras que se esparcieron al viento. 

Rhea observó el insignificante rastro de polvo a través del cielo, una sonrisa malvada se grabó profundamente en su cara. 

—Aargh! 

—¡Por favor, perdonen...! 

Las llamas florales envolvieron a las unidades de refuerzo, devorando a todos a su paso. 

Los gritos resonaban de cerca y de lejos, y el rostro de Rhea se retorcía en un éxtasis enfermizo. 

—¡Qué hermoso! 

El ejército imperial hizo todo lo posible por combatir el fuego: los soldados arrojaban cubetas de agua, los magos lanzaban hechizos de hielo, y así sucesivamente. Pero no importaba lo que hicieran, sus esfuerzos eran inútiles. 

El Bautismo de Fuego era una llama sagrada que no se extinguía a menos que su objetivo fuera completamente incinerado. Era una llama que existía junto a las mismas leyes de la naturaleza. 

Los jacintos florecieron a lo largo del muro occidental, reclamando esa porción de la ciudad como su propio territorio. 

—Excelente, Rhea. 

Priscila se acercó y se puso a su lado. 

—Es un honor, Su Eminencia. 

Antes de que su conversación pudiera continuar, un nuevo grupo de combatientes se acercó a la líder de los inquisidores. El número de personas convocadas era verdaderamente halagador; ¿habían reunido a todos los que podían? 

—Creo que este va a ser el último. 

Rhea gimió con placer y caminó hacia ellos. 

De repente, la temperatura a su alrededor bajó bruscamente. 

—¿Qué...? 

[Frozen World] 

*Crack* 

El suelo se congeló y un tremendo frío se precipitó hacia los miembros de la Iglesia de Artemisa, congelando a los jacintos que se estaban comiendo a Dresde. 

—Mi Bautismo... ¿fue neutralizado? 

Rhea estaba muy agitada. No había ninguna magia de hielo que pudiera detener su Bautismo de Fuego. 

[Frozen Palace] 

Una fortaleza de hielo se erigió a varios metros de altura en un instante, cortando el paso a la Iglesia de Artemisa. 

Sobre ellos se encontraba una joven de deslumbrante cabellera rubia platinada, revoloteando en la áspera corriente. Ella miró a Rhea, tanto literal como metafóricamente, con una mezcla de desprecio y resolución en sus ojos. 

—Eras tú... 

Rhea entendió cómo su fuego había sido bloqueado una vez que descubrió que la causa era Adjest Rogfelas. Sus hechizos eran incomparables a la magia de hielo ordinaria. 

Con la aparición de una sola persona, el destino del frente occidental se puso en discusión. 

La fortaleza de hielo a gran altura había atrapado a la Iglesia de Artemisa, evitando que sus ataques afectaran a la ciudad en general. Con el tiempo adicional adquirido, los soldados imperiales comenzaron a reforzar la estructura, operando fuera del [Frozen Palace] de Adjest como si fuera una verdadera fortaleza. 

*Boom* 

*Boom* 

*Boom* 

Los magos Imperiales se lanzaron con sus hechizos de bombardeo sin preocuparse después de garantizar un área segura desde la cual atacar. En respuesta, Rhea comenzó a dar órdenes rápidamente. 

—Artillería naval... 

Aunque no habían traído tantas naves como se había planeado, su tripulación seguía compuesta por cazadores de herejes con la misma Bendición de la Luz otorgada a los Paladines. Con el uso apropiado, no sería difícil romper las defensas del enemigo. 

Bajo la orden de Rhea, las aeronaves comenzaron a cargar y dirigir sus cañones, apuntando a áreas estructuralmente importantes del palacio de Adjest. 

Antes de que Rhea pudiera dar la orden de abrir fuego, algo se acercó a ella, y sus jacintos florecieron para proteger a su progenitora. 

*Chorreo* 

Un rastro de sangre fresca corrió por su mejilla. Lo que se había acercado a ella había rozado la carne bajo su ojo antes de que las llamas pudieran quemarlo. 

—¿¡Cómo te atreves!? 

Rhea rugió con furia. 

—¡Qué pena! Fue una buena oportunidad para hacerte un agujero en tu bonita frente. 

La voz de una chica vivaz llegó a Rhea. 

El sonido fue llevado por el viento, enmascarando su distancia y dirección. 

—Tan confiados como siempre, Party Starling. 

Priscilla habló con frialdad. 

Su mirada errante finalmente se detuvo cuando se encontró con Adjest, quien estaba en la cima de su fortaleza. 

—Aun así, es doloroso ver esto. ¿No sabes que ganar tiempo no tiene sentido? 

—Soy simple y poco sofisticada, así que no sé de qué estás hablando." 

*Whooosh* 

El pelo de Priscilla comenzó a agitarse. 

—Pero definitivamente hay una cosa que sé con toda seguridad… 

Mientras Priscilla seguía la dirección del viento, vio algo en el cielo. 

A pesar de que era una noche muy oscura, pudo distinguir la forma de una enorme nube estruendosa. Dentro de la turbulencia, los dirigibles de Artemisa comenzaron a perder su estabilidad y a tambalearse. 

—Muy pronto, todos ustedes estarán rogando por irse. 

En la panadería de Beswald, a varios cientos de metros de la línea del frente, Romantica yacía tendida sobre el llamativo cartel del negocio. Hizo un suave gesto con su mano, como si hubiera señalando el comienzo de una orquesta. 

Los preocupantes y fuertes vientos comenzaron a intensificarse. 

Los gigantescos dirigibles fueron sacudidos, forzados a chocar entre sí y estallar, o comenzaron a caer en picado hacia el suelo, incapaces de mantener su altitud. 

*Booooom* 

Priscilla levantó las cejas. 

Los sistemas defensivos que protegían a la flota de Artemisa quedaron inutilizados. 

Sus hechizos no atacaron directamente a la flota, sino que socavaron su propia funcionalidad, e impidieron que volaran en absoluto. 

En esta situación, la capacidad de curación de Priscilla no servía para nada. Si volar era imposible, restaurarlos supondría un desperdicio de esfuerzos. 

En lugar de enfurecerse, Priscilla simplemente se burló y abrió su boca. 

—Tráeme su cabeza. 

—Sus deseos son órdenes. 

Tan pronto como su voz fue escuchada, la sombra de Priscilla se transformó y se aglutinó en una espesa sombra debajo de ella. 

Después de un breve momento, la sombra salió de ella en forma de un anillo que se expandió rápidamente. Finalmente, se detuvo justo frente a Romantica, que había borrado completamente su presencia con el Blue Rose. 

—Ese fue un adorable intento. 

*Booom* 

El techo sobre el que estaba Romantica se rompió y cientos de cables se extendieron. Cada uno de ellos tenía una enorme cantidad de Aura infundida en ellos, lo que equivalía a casi 30 caballeros atacándola juntos a la vez. 

Considerando lo cerca que estaba la distancia, ningún mago podría haber evitado ese ataque. 

Las comisuras de los labios debajo de su máscara aparecieron. 

—¿Qué has dicho? Oh, ¡claro! Muy pronto, vamos a suplicar porque nos vayamos. 

Un destello color azul y plateado pasó volando por sobre Romantica. 

*CLAAANG* 

Varios sonidos metálicos agudos envolvieron la azotea, destellos plateados bloquearon y cortaron los cables que se dirigían a Romantica. 

Fue una fantástica habilidad con la espada, con una precisión sin igual capaz de bloquear cada uno de los cables cercanos a ella, contrarrestando cada cable con la precisión necesaria. 

—¡Fantástico! Me estaba preguntando cuándo volvería a verte... 

Pierrot Mask separó con entusiasmo su mirada de los cables, su visión quedó cautivada por una obra de arte mucho más hermosa. 

Pram Schneider.