La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 291 - Novela en Español

Capítulo 291 - Rapsodia (6)

—¡Resistan! 

—¡Urgh! 

Se escuchaban gritos y resonaba el sonido metálico de las armas al chocar. 

La Guardia Lateral y los Santos Paladines de la Iglesia de Artemisa habían entablado una feroz batalla cuerpo a cuerpo. 

El Imperio Hebrion había intentado rescatar a sus cautivos renunciando a la seguridad de su fortaleza, y se las había ingeniado para lograrlo hasta ahora. 

Sin embargo, la Iglesia de Artemisa aún había obtenido el resultado que quería. Mientras el Imperio estaba concentrado en el rescate, ellos habían avanzado mucho más lejos, mucho más rápido y mucho más seguro de lo que lo hubieran hecho de otra manera. 

Afortunadamente, la Guardia Real y la Guardia Lateral habían detenido su avance antes de alcanzar la puerta de la fortaleza, pero la situación no era muy buena: Raphael y Jean estaban al límite. 

[—Va a ser peligroso si continúa así, Raphael] 

[—Estoy consciente de ello.] 

Raphael sacudió su cabeza para limpiarse la sangre de la cara. La sonrisa en su rostro se había desvanecido hace tiempo. 

Aunque detuvieron el avance de la Iglesia de Artemisa, la confrontación completa contra ellos fue inevitable. 

La retirada era ahora imposible. 

Fue un error pensar que el problema se resolvería con solo resistir un poco más. 

«Esa maldita cruz». 

El último obstáculo que necesitaban superar para reclamar la victoria era la Mirada del Padre. Mientras retenían a los paladines que se acercaban, Raphael y Jean teorizaban cómo destruirla, pero finalmente se vieron obligados a retirarse y a custodiar la fortaleza. 

Si la situación continuaba según lo planeado, los sucesivos hechizos de 7º Círculo del Imperio habrían sido suficientes para superar su destreza defensiva. Sin embargo, una vez que se vieron forzados a deconstruir sus matrices para rescatar a los rehenes, la Mirada del Padre se restableció a como se veía inicialmente, y los daños posteriores fueron anulados por completo. 

Si se retiraban, la Iglesia de Artemisa rompería fácilmente las defensas de la fortaleza. Por ello, continuaron luchando con la mayor ferocidad posible, agotando rápidamente sus impresionantes pero limitadas reservas de Aura. Aunque los dos miembros de la Guardia Real eran extremadamente poderosos, no podían manejar una fuerza militar completa por sí solos. 

El Aura de Raphael, cegadoramente reluciente en un principio, comenzó a desvanecerse y las ruedas que giraban a lo largo de su espada comenzaron a perder velocidad. 

Sin embargo, continuaban avanzando con fiereza y repetidamente reducían a los invasores enemigos Paladines. 

*BAAAM* 

Hubo un rugido ensordecedor. 

Fue el sonido de la esgrima de Jean Euremrin -que tenía el poder de destrozar el suelo de un solo golpe- siendo bloqueado. 

—¡…! 

Al final de su campo visual, cerca del origen del sonido preocupante, había un Santo Paladín con una armadura extremadamente blanca, empuñando una larga y ornamentada espada. Su armadura pura, complementada por su Aura blanca, era la personificación de la supuesta santidad de la Iglesia de Artemisa. 

«¡Apareció en persona...!» 

Raphael frunció el ceño. El individuo que tenía delante era extremadamente peligroso, y alguien que realmente esperaba no ver nunca en este campo de batalla. 

Se trataba del líder de los Santos Paladines de la Iglesia de Artemisa, Argo. 

Raphael lo había visto unas cuantas veces en el pasado, recordando cómo a menudo se paraba cerca de Priscilla. 

La última vez que vio a Argo fue durante la Guerra de Divide, donde había sido un activo extremadamente poderoso en el frente. Si no fuera por su presencia, el intento de un ataque furtivo a la capital de la Divide podría haber resultado en el colapso de toda su formación. 

Aunque la persona que estaba frente a él tenía la misma cara que el hombre de ese momento, no se sentía la misma persona; el espíritu que Argo desprendía era drásticamente diferente al que recordaba Raphael. 

—¿Estaba ocultando su poder? 

Peligroso. 

Cada parte de su cuerpo le gritaba en advertencia. 

Argo empuñó tranquilamente su espada, con la mitad de su cara oculta por la embellecida hoja. Antes de que Raphael pudiera procesar lo que estaba sucediendo, Argo la blandió hacia él. 

*BAANG* 

—Ugh... 

Raphael emitió un quejido, el impacto lo sorprendió, pero no infligió ningún daño real. 

*BAM* 

*BAAAM* 

Cada vez que sus espadas chocaban, aquellos que tenían la desgracia de estar a menos de tres metros caían dolorosamente. Sus cuerpos eran desgarrados y esparcidos; su sangre era enviada por el aire, solo para llover de nuevo sobre el campo de batalla. 

Normalmente, los espadachines de tal calibre limitaban sus acciones ofensivas para evitar dañar a sus propias fuerzas, pero la situación iba claramente en contra de tales sutilezas. 

Ambos espadachines apenas podían defenderse de los ataques de su oponente. 

«¿Cuándo él...?». 

La esgrima de Argo era tan rápida que la agudeza visual dinámica de Raphael no podía seguir el ritmo. 

Esquivar o evadir no era una opción, así que se vio obligado a reunir su Aura y bloquearla. 

«Cielos...». 

A simple vista, Raphael parecía estar repeliendo a Argo con facilidad, pero la realidad era mucho más grave. Raphael ya estaba exhausto por la larga batalla, y su Aura se había drenado defendiendo la fortaleza. 

Cada vez que la espada de Argo se conectaba con la suya, le dolían las muñecas por las vibraciones resultantes y su postura se tambaleaba. 

De repente, Argo dejó una abertura. 

Sus continuos ataques se detuvieron por un momento, y Raphael se movió para aprovecharlos. 

Desafortunadamente, eso fue una trampa. 

Una breve descarga de Aura, altamente comprimida en una bala de alta presión, fue disparada hacia Raphael. 

Argo había apuntado a capitalizar el breve momento que le tomaría a Raphael acortar la brecha, optando por usar el tiempo para reunir el Aura que había estado comprimiendo en su interior. 

«¡Para esto...!». 

Si no hubiera estado tan agotado, no habría caído en una guerra mental a este nivel. Raphael intentó reaccionar con prisa, culpándose a sí mismo, pero fue demasiado tarde. Se vio forzado a posicionarse mal para esquivar el ataque, y la espada de Argo estaba en camino de atravesar el corazón del Guardia Real. 

[—Perdón por interrumpir tu lucha.] 

Un ridículo número de espadas, compuestas de pura Aura, cayeron del cielo. Cada una de ellas apuntando hacia Argo, y cada una de ellas era inigualable y poderosa. 

Esta era la técnica característica de Jean Euremrin, que había superado incluso al Gran Maestro de la Espada en términos de habilidad ofensiva: Galaxy Sword. 

—¡… ! 

Argo retiró rápidamente su espada y dio un paso atrás para esquivar tal ataque. 

*KABOOM* 

El suelo estalló, y un fuerte viento cargado de polvo salió del lugar donde Argo estuvo anteriormente. En un momento, toda la zona había sido devastada, pero eso no fue suficiente. 

Tal ataque fue impresionante, pero un golpe ineficaz para Argo. Simplemente compró un poco de tiempo, permitiendo a Raphael dar un paso atrás y tomar un respiro. 

[—No puedes permitirte quedar atrapado aquí.] 

Raphael asintió a la comunicación de Jean. 

Tenía razón. Con solo uno de los Guardias Reales dedicado a retener a Argo, la formación de la Guardia Lateral ya se había desmoronado significativamente. A este ritmo, no tomaría mucho tiempo para que su formación se derrumbara completamente. 

«Esto es la guerra, después de todo». 

El enemigo era demasiado fuerte para insistir en el combate uno a uno. 

Raphael quería enfrentarse a él a solas en el fondo de su corazón, pero no podía permitirse el lujo de perder más tiempo. Tenía que resolver esto rápidamente. 

Después de que Raphael enviara una señal a Jean, los dos maestros espadachines se unieron para enfrentarse a Argo. 

*KABOOM* 

De nuevo hubo una batalla desesperada. 

A diferencia de antes, esta vez Jean intervino para que dos miembros de la Guardia Real se enfrentaran a una sola persona. 

Como correspondía a sus fuerzas, Raphael se concentró en su defensa, mientras que Jean se encargó de atacar a Argo. La espada y el escudo más fuertes del Imperio Hebrion, y muy posiblemente del continente, se enfrentaron a una sola superpotencia que empuñaba un fanatismo. 

Sin embargo, la situación no cambió. 

«Estamos en un punto muerto... ¡No, estamos perdiendo terreno lentamente!». 

Con el tiempo, Argo dominó lentamente la batalla contra los dos Guardias Reales. 

Raphael no podía creer lo que veía. No solo había una persona que podía igualarlos en términos de fuerza, sino que estaban siendo eclipsados; su enemigo estaba a un nivel por encima de los mejores espadachines del continente, y su agotamiento no era excusa. 

—¿Todavía no te has dado cuenta? 

Argo habló como si declarara algo. 

—¿Qué? 

Antes de que pudieran responder, la espada de Argo se lanzó hacia el costado de Raphael. 

*BAM* 

Raphael dio un paso atrás, alejando su ataque de avalancha. Necesitaba construir algo de distancia si Jean quería atacar. 

Mientras Argo era repelido, reforzó su cuerpo con Aura, y persistentemente cerró la brecha con Raphael, a pesar del mejor esfuerzo del Escudo por hacer lo contrario. 

*Clang* 

Las espadas de Argo y Raphael se encontraron una vez más, la inmensa presión amenazaba con deshacerse del Guardia Real. Por un breve momento, los labios de Argo se movieron ante él. 

—Tan pronto como escogiste una pelea cara a cara, perdiste. 

Justo después de que su voz burlona hiciera eco. 

*Kaboom* 

*Bang* 

Jean y Raphael escucharon un débil eco de explosión. En un campo de batalla, tal sonido era común, pero la preocupación venía de su ubicación. 

—¡No puede ser...! 

La cara de Raphael se arrugó. 

Una comunicación entrante sonó. 

[—¡El bloqueo del este ha caído! ¡Dresde está siendo atacada!] 

* * * * * 

El bombardeo de la Iglesia de Artemisa a Dresde nunca había cesado. 

Después de que la línea oriental cayera, sus fuerzas se movieron para rodear a Dresde en serio, el río y las montañas protegiendo el paisaje de la ciudad eran ahora irrelevantes. 

Aunque la mayoría de su poder de fuego se centró en el frente sur, donde el Imperio Hebrion había decidido reagruparse, hicieron lo posible por ejercer presión en toda la ciudad. 

Unos pocos dirigibles enemigos intentaron controlar los cielos sobre la ciudad, pero les fue imposible sobrevivir fuera de la seguridad otorgada por la Mirada del Padre. 

Los magos imperiales hicieron todo lo posible para concentrar su fuego sobre cualquier nave que se acercara, y cada aeronave que intentaba atravesar hacia la multitud intimidante era inevitablemente derribada en un rápido comando. 

Justo cuando la situación parecía que no podía empeorar para el Imperio, lo hizo. 

Otro grupo de aeronaves había aprovechado el caos resultante para acercarse desde el oeste, cruzando el enorme río y dirigiéndose directamente a la ciudad. Los magos dividieron sus esfuerzos entre los dos bandos, e hicieron lo posible por derribar la nueva flota de igual manera. 

*KABOOM* 

La aeronave fue destrozada, con fragmentos arrojados a los edificios de abajo. Los magos se sintieron aliviados de que las naves que se acercaban no tuvieran ninguna medida defensiva inesperada. 

[—¡Esto es ridículo...!] 

Mientras las tropas de tierra se regocijaban, una voz agitada que venía por los canales de comunicación pintó una historia muy diferente. 

Una vez que las nubes de polvo se despejaron, todos fueron testigos de que la nave seguía adelante, a pesar de haber estallado hace unos momentos. 

Aunque eso fue sorprendente, la sensación que se apoderó de los soldados imperiales fue aterradora. Detrás de esa nave yacía un poderoso buque insignia. 

[—Ese navío... ¡es la Brigant!] 

[—¿La Santa viene en persona?] 

Tan pronto como el buque insignia fue identificado, todos los comandantes recibieron una alerta de emergencia. 

[—¡Derríbenlo a toda costa!] 

[—¡No podemos permitir que ingrese a la ciudad!] 

Cantidades incomparables de fuego de artillería adornaron el cielo nocturno. Aun así, no fue suficiente para contrarrestar el verdadero poder regenerativo de la Santa de la Iglesia de Artemisa, y las aeronaves continuaron cerrando la distancia. 

Extrañamente, algo comenzó a caer desde la Brigant. 

Pequeños trozos de roca del tamaño de un puño cayeron de la cubierta, dirigiéndose directamente hacia las aguas que se encontraban debajo. 

*Splash* 

Sus trayectorias apenas cambiaron por la marea, las rocas cayeron profundamente hacia el fondo del río. 

Aunque unos pocos se dieron cuenta del suceso, a nadie le importó un evento tan insignificante en apariencia. 

Después de todo, nadie esperaba que condujera a un resultado tan extravagante. 

*SPLASH* 

De repente, pilares de piedra salieron de las aguas donde las rocas cayeron, crujiendo cuando pronto alcanzaron varios metros de altura. Después de un breve respiro, volvieron a crecer y a moverse, extendiéndose directamente hacia el cielo. Su forma casi parecía el marco de un arma gigante, pero pronto empezó a tomar la forma de una estructura. 

—¿¡Qué demonios es...!? 

—... A- ¡Ataquen! ¡No permitan que se acerque más! 

La conmoción estalló a través del muro occidental. 

La estructura originalmente solo había ocupado el espacio del río, pero continuó expandiéndose, y ahora comenzaba a abarcar la misma área que sus defensas occidentales. 

*SPLASH* 

La construcción ya no cabía dentro de los límites del río. Hubo un ruido espantoso cuando las paredes de Dresde fueron literalmente engullidas. 

[—¡Qué pasó! ¡Respondan! ¿Qué está pasando...?] 

[—¡Perdimos el contacto! ¡No hay respuesta!] 

El canal de comunicación Imperial cayó en un completo desorden: todo contacto con el oeste se había perdido. 

*Creak* 

La extraña estructura, que aparentemente había aparecido de la nada, instantáneamente derribó las defensas de Dresde y engulló toda su muralla occidental. 

Ahora que había terminado de formarse, cualquier historiador o miembro de la Iglesia de Artemisa podía decir qué construcción había reemplazado al muro occidental de Dresde. 

Se trataba del cuartel general de la Iglesia de Artemisa, la Basílica de la Sagrada Familia. 

Priscila paseaba tranquilamente a través de sus puertas ornamentadas, saliendo del templo y caminando por una casi literal alfombra roja hacia Dresde. 

Nadie podía detenerla. 

Los únicos que tenían una oportunidad, la Guardia Real, estaban estancados en el campo de batalla del sur. 

—Al fin estamos aquí. Tengo que decir que Dresde no está a la altura de las expectativas. 

Pierrot Mask detrás de ella habló con burla, su guardia personal acechando en las sombras detrás de ella. 

—Excelente, Su Eminencia. —Rhea también sonrió con un rubor. 

Detrás de ella había muchos cazadores de herejes en fila. 

—No bajen la guardia. Acaba de empezar. 

Aunque sus compatriotas estaban ansiosos por comenzar, la cara de Priscilla todavía estaba rígida por la inquietud. 

«... Desir Arman, ¿cuánto de nuestro plan has predicho? ¿Cuál es tu próximo movimiento?». 

El hombre más peligroso aún no había aparecido.