La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 9 - Novela en Español

Capítulo 9 - ¡Vida escolar! (2)

Abriendo la carta lentamente, sus ojos comenzaron a escanear las líneas de texto que llenaban la página. 

Mientras Romantica digería las palabras que tenía delante, sus ojos se abrieron de par en par.

Ella levantó su mirada para encontrarse con la de Desir.

Enfrentándose a lo que parecía imposible, volvió a leer la carta en su totalidad. Y luego su mirada se dirigió de nuevo hacia Desir, sus ojos se abrieron aún más.

En un estado de negación, examinó la carta una vez más, como si estuviera dispuesta a cambiar el contenido de la misma a través del acto de relectura.

Pero las palabras en la página simplemente la miraban fijamente, desafiantes.

Todos los detalles estaban ahí. Escritos con una precisión íntima.

La verdad al desnudo del porqué Romantica Eru había sido asignada a la Clase Beta.

Mientras leía el contenido por tercera vez, se estremeció.

Al llegar a la frase final de la carta, se encontró desgarrando frenéticamente toda la carta en pedazos.

Sus ojos temblorosos se encontraron con la despreocupada mirada de Desir por última vez, y los dos se miraron en silencio.

El aire estaba lleno de tensión, y con cada respiración, Romantica sentía que se sofocaba lentamente.

De repente, Desir se inclinó hacia ella, haciendo que Romantica saltara de miedo.

—¿Quieres hablar conmigo ahora?

Su voz tranquila se correspondía con su expresión indiferente.

Romantica no pudo decir que no.

Temiendo que alguien pudiera escuchar, ella susurró:

—¿Cómo ... cómo sabías... cómo sabes de esto?

Su voz temblorosa había perdido todo el vigor que poseía anteriormente.

—No creo que esté obligado a decírtelo, —respondió Desir.

Al oír eso, la boca de Romantica se quedó seca.

Ella sabía que, en este momento, Desir poseía todas las fichas.

"¿Se lo has dicho a alguien más?", preguntó rápidamente. Su pregunta sonaba más como una sola palabra que como una frase completa.

Desir negó con la cabeza.

—No, pero la mayoría de los profesores ya lo saben. ¿De qué otra manera podrías haber sido asignada aquí?

—Pe- pero, ¡este lugar está a cientos de kilómetros de distancia del Reino de Prilecha!, —exclamó Romantica con incredulidad.

Desir se rio de su ingenuidad.

—Has subestimado profundamente la red de inteligencia de la Academia Hebrion.

Con la seguridad que lo caracterizaba, Doneta se había equivocado acerca de la razón por la cual Romantica fue asignada a la clase beta.

Los exámenes de ingreso y sus participantes eran sometidos a un minucioso escrutinio que la mayoría de los estudiantes no conocían.

Incluso los secretos mejor guardados del pasado de uno estaban destinados a salir a la luz con el tiempo.

Y en este preciso momento, el pasado secreto de Romantica brotaba de los labios de un hombre que ella apenas conocía.

—Hace años, una familia de comerciantes humildes amasó una sustancial fortuna al realizar negocios en el Reino de Prilecha. Esa familia de plebeyos sobornó entonces a un barón del sur que luchaba por su título y, de esta manera, llegó a habitar el Castillo Von Eru.

Desir continuó.

—Esto sucedió cuando tenías 4 años, ¿verdad? Tu familia compró su camino hacia la nobleza. Aunque afirmes que perteneces a la nobleza, no se puede negar que naciste siendo una plebeya”, finalizo Desir, resumiendo el contenido de la carta con una satisfactoria sonrisa.

—¡Tú…!

Romantica buscó desesperadamente las palabras que coincidían con sus tumultuosas emociones.

Desir se inclinó conspirativamente hacia delante.

—Ambos nacimos como plebeyos. Incluso si ahora eres una importante y poderosa noble, ¿no crees que es muy pomposo no querer estar en la misma party que un plebeyo?

—Eso es...

La indignación justificada se convirtió en cenizas en su boca cuando Romantica se dio cuenta de que él tenía razón.

El conocimiento que Desir poseía sobre el secreto más íntimo de Romantica era completamente natural.

Romantica Eru fue una miembro de la Clase Beta que había resistido ocho largos años en el Laberinto de las Sombras. Una de las compañeras más cercanas de Desir.

Como su compañera de equipo, Romantica a menudo le contaba sobre su pasado. Después de todo, con el fantasma de la muerte acechando detrás de cada esquina, ¿qué quedaba por esconder?

Sabiendo esto, cada uno de ellos atesoraba la oportunidad de vivir en la memoria de sus aliados. Y a cambio, todos escuchaban atentamente las historias de los demás.

Desir no fue una excepción.

Recordaba todos sus nombres, sus caras y sus historias. Como tal, fue fácil para Desir recordar los recuerdos que tenía sobre Romantica Eru.

Romantica Eru.

La hija del Barón Eru que había pagado su camino a la nobleza.

La niña que pagó con una infancia solitaria por la decisión de su padre.

Desir prosiguió:

—Sabes, el Profesor Asignado de la party Blue Moon es el profesor Nifleka. Uno de los pocos profesores que conoce tu pequeño secreto. Ese hombre detesta a los plebeyos, más que cualquier otro. Si terminas en su party, no se quedará con los brazos cruzados sin hacer nada.

—...Doneta me protegerá, —proclamó Romantica débilmente, con la mirada al suelo.

Desir levantó una ceja.

—¿Notaste la forma en la que miraba a los plebeyos? ¿Estás segura de ello?

Para Desir, los pensamientos actuales de Romantica eran tan claros como el agua.

Romantica, nacida como plebeya, era muy consciente de cómo Doneta veía a los plebeyos. La forma en que los miraba como si estuviera mirando por encima del ganado humilde.

Se sintió abrumada por el temor de que él la mirase de la misma manera si su verdad quedase al descubierto.

Había tratado de convencerse a sí misma de que su miedo era infundado. Pero ahora, amenazaba con hacerse realidad.

Desir comenzó a recoger los trozos de papel esparcidos por el suelo.

—¿Entonces que harás?

—¿De verdad crees que una party creada a partir de un chantaje va a ser bueno?, —dijo Romantica, sabiendo muy bien que ya no estaba en posición de negociar.

—Tienes razón, —dijo Desir.

—¿Qué te parece esto? Añadiré una condición. Un mes. Forma una party conmigo solo por un mes. Si aún sientes lo mismo después, entonces puedes irte.

Un mes.

«Supongo que podría ser peor», pensó Romantica.

Después de aguantar un mes, si no le gustaba, podía irse.

Romantica comenzó a extender su mano cuando algo se le cruzó por la mente:

—Espera. Estaba pensando que no era un mal trato comparado a la alternativa de unirme a la party por tiempo indefinido, pero aun así estoy siendo condicionada a un acuerdo que no quiero, ¿no?

Tal vez la destreza táctica de este hombre se extendía más allá de los confines del campo de batalla.

Desir extendió una mano.

Romantica cruzó los brazos y le devolvió el gesto con una fuerte mirada, pero a pesar de sus mejores esfuerzos, no pudo encontrar nada más que inocencia en la expresión de Desir.

Entonces dejó escapar un profundo suspiro.

—Sabes, te comportaste como una verdadera sabandija durante el examen de admisión.

—Lo sé, —respondió Desir, sonando de alguna manera aún más alegre que de costumbre.

Este bastardo.

Romantica agarró la mano de Desir y la sacudió.

* * * * *

* * * * *

El desayuno sabía terrible.

El pan era lo suficientemente rancio como para cavar una tumba y la sopa era acuosa, rociada con pequeños trozos de cordero hervido.

Romantica estaba casi estupefacta, aturdida. Fue entonces cuando realmente se dio cuenta: esta era la Clase Beta.

No ingresó a la academia para ser tratada así. Esto iba demasiado lejos.

Ella era muy consciente de que las dos clases eran tratadas de manera diferente, ¡pero pensar que era hasta este punto!

Por lo que había entendido, la Clase Alfa disfrutaba de lujosos platos estilo buffet para todas sus comidas.

Solo pensar en eso la hacía enojar, pero no lo suficiente como para morir de hambre.

Con mucho esfuerzo, Romantica partió un pedazo de pan por la mitad con sus manos.

Se rompió con el sonido sordo de una losa de granito partiéndose en dos 

No pudo evitar preguntarse si realmente estaban siendo alimentados con rocas. 

Pero una mirada a través de la mesa a Desir rápidamente disipó tales nociones. Sus platos ya estaban vacíos.

Romantica le preguntó con incredulidad:

—¿Cómo puedes comer esto?

Desir se detuvo para terminar de masticar antes de responder:

—¿Por qué no? Es mejor que la carne de orco.

Romantica frunció el ceño.

—Lo dices en sentido figurado, ¿verdad? Los orcos se han extinguido durante mucho tiempo.

Desir se encogió de hombros y señaló el pan y la sopa frente de Romantica.

—Si es muy difícil de comer, sumerge el pan en la sopa.

Romantica aceptó el consejo. El pan se ablandó y, con un poco de esfuerzo, pudo tragarlo.

Mientras ella comía el pan y miraba a Desir sentada frente a ella, finalmente se dio cuenta de que estaban en la misma party.

—Bueno…

Técnicamente, “estarán” en la misma party. Después de todo, aún no lo estaban de manera "oficial".

El requisito mínimo para crear una party era contar con tres miembros.

Pero en este momento, los miembros solo incluían a este bastardo y a ella...

Según él, ni siquiera habían encontrado un profesor que estuviera dispuesto a ser asignado a esta party.

Nada en esta party de pacotilla era apropiado de alguna manera. Y ella estaba en ella.

—Creo que he terminado de comer.

*Tling*

Habiendo perdido el apetito, Romantica dejó caer su cuchara.

Cuando salieron de la cafetería, la cara de Romantica se oscureció con consternación.

Se aseguró de mantener una distancia considerable detrás de Desir mientras caminaban.

Desir rompió el silencio:

—No te preocupes, no tendremos ningún problema para organizar la party.

Pero la mirada de preocupación no abandonó el rostro de Romantica. 

—Tú… sabes lo difícil que es crear una party, ¿verdad?

Había dos condiciones para crear un grupo: una lista de al menos tres personas y un Profesor Asignado.

Dejando de lado el problema del profesor por ahora, todavía necesitaban a otro miembro para cumplir con el requisito del número mínimo.

—Ya hay algunas partys destacadas en la Clase Beta. Todos los estudiantes nuevos querrán ir a esos, ¿sabes? Nadie le va a echar un ojo a una party de novatos como esta, —escupió Romantica, como el frío aire nocturno. 

—...

—Tu. ¡Di algo!

Desir la interrumpió con una sonrisa.

—Al principio, no parabas de hablar de lo mala que era esta party. Ahora, te preocupa que no podamos hacerla despegar. Sabía que entrarías razón.

Romantica se tambaleó.

—Qu- qu- qué?! Solo pensaba en lo molesto que sería el mes si esta party fracasara… …Así que solo estoy pendiente de eso, ¿¡entendido!?

Era difícil no encontrar la infantil vergüenza de Romantica en algo tan trivial para ser algo más que simpático.

Desir explicó mientras continuaba caminando:

—Te lo dije, no habrá ningún problema. Ya conozco a un profesor que se encargará de la autorización de la party.

Y como tercer miembro, ya tengo en mente a alguien que aún no se ha unido a una party. Solo tenemos que convencerlo.

Ante esas palabras, Romantica infló sus mejillas con una silenciosa frustración.

—¡Debiste habérmelo dicho todo desde el principio!

Repitiendo en su mente la despreocupada revelación de Desir, Romantica no pudo evitar sentir como si se burlasen de ella.

Cada vez que hablaba con él, sentía como si estuviese conversando con una serpiente.

La pareja se desvió del camino que se conducía a la cafetería y comenzó a dirigirse hacia la sala de entrenamiento. El camino se hizo mucho más ancho.

Romantica alcanzó a Desir y le preguntó:

—Entonces, ¿quién es el chico que tienes en mente?

—Pram Schneider, —respondió Decir.

* * * * *

El sol brillaba intensamente en el cielo.

Lo primero que notaron cuando entraron en la sala de entrenamiento de la Clase Beta con techo vidrioso fue el estado de deterioro en el que se encontraba.

Señales que indicaban falta de atención o un adecuado mantenimiento estaban por todas partes.

Las gradas de madera tenían varios agujeros lo suficientemente grandes como para que los estudiantes descuidados cayeran a través de ellos, y uno de los pilares se había deteriorado hasta el punto de necesitar un apoyo mágico aplicado apresuradamente para sostenerlo.

Todo en la sala de entrenamiento estaba desgastado.

Hoy, era el lugar donde las clases Alfa y Beta celebraban una sesión conjunta de combate.

Una vez que la clase comenzó, los estudiantes se separaron para encontrar oponentes con los que entrenar.

La multitud de observadores se dividía exactamente en dos grupos. El primero era el de los alumnos de la Clase Beta.

De apariencia ordinaria y vestimenta sencilla, eran los estudiantes que normalmente usarían esta sala de entrenamiento. Para ellos, el estado de la habitación no era nada fuera de lo común.

Para el otro grupo, las deficiencias de la instalación eran tan evidentes como para ser irritantes.

Estos eran los estudiantes de la Clase Alfa, fácilmente identificados por su vestimenta fina y su aire imperioso.

No intentaron ocultar su desdén por la elección de la ubicación de la clase.

—Este es realmente un lugar asqueroso.

—Las instalaciones son patéticas.

Miraron a su alrededor con disgusto, arrugando la nariz como si se encontrasen con un hedor asqueroso, y continuaron apilando los insultos.

—Yo tampoco soy una fan realmente, —dijo Romantica, mientras se sentaba al lado de Desir en los asientos frente a las gradas.

Estaban esperando su turno.

Debido a que había más estudiantes que espacio disponible, tuvieron que esperar hasta que los demás terminaran de usar la sala de entrenamiento.

—No hay hierba. No hay paredes mágicas protectoras. No parece que alguien haya estado cuidando el lugar en absoluto. Hay barro por todas partes. Sin mencionar que es tan pequeño que tenemos que turnarnos para usarlo. Esta es una de las razones por las que quería acceder a la Clase Alfa.

Aunque se quejaba, sabía que no tenía sentido. El sol del mediodía estaba calentando su piel.

Se puso una mano sobre los ojos y miró a la multitud en el piso de la sala de entrenamiento.

—¿Así que esa persona está aquí? ¿Pram no sé cuánto o lo que sea?

El que se llamaba Pram Schneider. Desir recordaba ese nombre claramente.

Era un miembro de la Clase Beta que había sobrevivido nueve años en el Laberinto de las Sombras.

La especialidad de Pram era aprovechar el punta afilada y la agilidad de un estoque para producir ráfagas de potentes puñaladas de impulso.

Combinando su prodigiosa habilidad para la esgrima y el increíble esfuerzo, sus habilidades con el estoque fueron verdaderamente poderosas.

Basándose en sus penetrantes puñaladas, era un espadachín formidable del más alto nivel.

Desir continuó observando a las parejas de estudiantes en la sala de entrenamiento.

—Es un espadachín de increíble habilidad. Probablemente el más fuerte de la Clase Beta.

Romantica trató de minimizar su creciente curiosidad.

—Hmm, quiero ver eso.

Desir señaló hacia un lugar cercano al centro de la sala.

—Oh, está justo allí.