Wednesday, April 22, 2020

La Magia de un Retornado Debe Ser Especial - Capítulo 58 - Novela en Español



ARMSBS - Capítulo 058 - Por el Pueblo (2)



En el salón, un sacerdote de Artemisa se indignó ante la propuesta de Desir.

—¡¿Eso es todo lo que puede proponer!? Eso no es un plan. ¡Eso es solo una rebelión, rebelión!

—El Lord está en una conversación, —Adjest intervino—, sacerdote.

El sacerdote, que estaba a punto de decir algo más, apartó la vista de Adjest y guardó silencio.

Hubo un respiro momentáneo, el mismo tipo de paz que experimentaron la noche cuando Desir pidió más tiempo para resolver el asunto de los vagabundos.

El sacerdote y Eyulan miraron a Desir con ojos asesinos, disgustados.

Querían que la party de Desir supiera que no se mantendrían en esa línea de acción.

En esta atmósfera actual, el Lord le hizo una pregunta a Desir.

—¿Eres consciente de quién soy?

—Usted es el Señor que gobierna la región de Evernatten.

—Pregunto si conoces mi pasado, no mi título.

Wilhelm Evernatten.

El héroe caído.

Como cardenal, alcanzó muchos grandes logros liderando su orden de caballeros contra el Mundo de las Sombras.

Y antes de ser cardenal, solía ser un caballero que había dedicado su vida al reino.

—He dedicado mi vida al Santo Imperio; y dices que, para salvar a ese mismo reino, ¿debo iniciar una rebelión?

Wilhelm Evernatten, logró ser el comandante de la Orden de los Caballeros. Su lealtad al reino no era cuestionada.

Sin embargo…

Decir se dio cuenta de que el lord no rechazó su propuesta de inmediato.

Para decirlo normalmente, el contexto de una conversación puede cambiar completamente desde el más mínimo matiz.

Ese fue el caso aquí.

En lugar de enojarse y lanzar acusaciones hacia Desir, Wilhelm hizo preguntas con un tono débil que parecía pensar en su propuesta y probar su reacción.

«Él ya era consciente de cuál es el problema, ¡Por supuesto!».

Era un hombre que una vez tuvo una posición alta de cardenal en Gottheim, después de todo.

No había forma de que una persona con tal rango como él no fuese consciente acerca de la situación del Santo Imperio.

«Pero es incapaz de actuar debido a sus juramentos…».

Wilhelm era incapaz de perseguir los ideales que valoraba debido a sus obligaciones con el reino.

Decir preparó mentalmente su respuesta.

Era el momento de ayudar a Wilhem Evernatten a darse cuenta de que realmente estaba buscando.

—Hay una cosa que necesita ser aclarada, milord. ¿Por qué causa sacrifico su vida y levantó su espada con el Santo Imperio? Le imploro que reflexione sobre esa causa.

Desir ya sabía la respuesta. Esta no tuvo que ser escuchada por el hecho de que Wilhelm había aceptado a los vagabundos incluso a costa de la paz y seguridad de su propia tierra.

En este momento, la gente del Santo Imperio estaba siendo perseguida y atormentada por la ideología corrupta de la iglesia. Habían sido perseguidos en su ciudad natal y conducidos al frío de tierras exteriores.

—Si la razón por la que tomó su espada fue por el bien del pueblo, entonces creo que es correcto que volviera a levantarla una vez más por el bien del mismo pueblo.

Desir combinó toda la información asociada con Wilhelm Evernatten y expresó su opinión al elegir cuidadosamente las palabras que más estremecerían el corazón de Wilhelm.

—…Mi vida y mi espada originalmente fueron por el pueblo.

Las palabras de Desir, firmes y convencidas, tuvieron algún efecto en Wilhelm.

—Desde el principio, siempre, lo que he hecho ha sido por el pueblo. Haría cualquier cosa por su bienestar. Esa es mi única y verdadera convicción.

Un aura rojiza se iluminó en los ojos de Wilhelm, reflejando las ardientes llamas de la chimenea.

—Pero en ese sentido, tu propuesta plantea una pregunta para mí. ¿Es el llamado a la guerra el único camino para nuestra gente? Las turbulencias de una guerra hacen sufrir a innumerables inocentes, Desir.

Era como él decía, Desir no podía negarlo. No importaba lo buena que sea la palabra con la que la hubiese llamado, al fin y al cabo, seguía siendo una guerra.

—Tal vez más gente sufra a causa la guerra que por guardar silencio. Contéstame, Desir. ¿Qué pasaría si empezáramos una guerra, qué haríamos con las personas que se verían arrastradas a la guerra y el sufrimiento? ¿Puedes estar seguro de que la guerra es el mejor curso de acción?

Independientemente de la política que las rodea, quienes más sentirían los efectos de una guerra serían las personas. Los hombres y las provisiones deberían ser reunidos en preparación para la batalla, lo que significaría que las familias se separarían y la gente pasaría hambre.

—¡Pe, pero, milord! —En ese momento Romantica dio un paso adelante.

—Los forasteros no tienen permitido decir nada. —Eyulan interrumpió a Romantica como si hubiera esperado esto.

Romantica se agitó y miró a Eyulan, pero ella volteó la cabeza para mirar a Wilhelm de nuevo, calmadamente y con una mirada alegre.

—En ese caso, ¿puedo expresar lo que pienso? —La capitán de los caballeros, Adjest dio un paso hacia adelante educadamente y el lord asintió con la cabeza.

—Si la gente se ve arrastrada a una guerra, puede o no sufrir más en comparación con lo que está experimentando ahora mismo. Sin embargo, si dejamos que esto nos impida actuar, el sufrimiento de la gente definitivamente empeorará con el tiempo. El momento de tomar su decisión es ahora, milord.

—Hmm…

—También, —continuó Adjest—, sabemos que los vagabundos han crecido en número en los últimos años porque La Iglesia de Artemisa ha estado secuestrando a personas a gran escala para ofrecerlos como sacrificios a esa diosa.

Era obvia la razón por la cual de repente se necesitaba el sacrificio a gran escala. Esto se debió a que se predijo que un Mundo de las Sombras que no podría compararse con los anteriores, vendría.

—Debe significar que un “Juicio” de proporciones peligrosas se acerca, eso es lo que pasa.

Adjest, quien hablaba con calma, le guiñó un ojo a Desir.

Ella sacó a la luz una verdad que necesitaba ser aclarada para el Lord. No era una oportunidad que se debía perder.

«Bien hecho, Adjest», pensó Desir mientras seguía sus palabras.

—Podría ser un Juicio que tenga un al alcance tal que llegue a afectar a todo el Santo Imperio, cuando eso ocurra nadie podrá lidiar adecuadamente con ello.

Desir estimaba que el inminente Mundo de las Sombras que destruyó al Santo Imperio, era uno de Clase 1. Incluso si reuniesen todas sus fuerzas, no había garantía de que pudiesen repeler un Mundos de las Sombras de dicha magnitud.

—El reino será incapaz de luchar contra él y será tragado si nos demoramos más. —dijo Desir con convicción—. Si aún vacila, este reino no podrá detener “El Juicio” y se perecerá.

La muerte de toda la vida en el Santo Imperio, una situación mucho incomparable al sufrimiento causado por una rebelión.

—Sir Eyulan, ¿qué opina?

Eyulan abrió la boca en un tono reacio.

—No estoy de acuerdo con la premisa en primer lugar, —dijo Eyulan, con un dejo de disgusto en su voz—, incluso si empezáramos una guerra, sería para nada. No creo que ninguno de los territorios sea rival para la Ciudad Santa. Aunque nuestros soldados son de mayor calidad, no veo casi ningún posibilidad de victoria contra Gottheim en el campo de batalla.

A decir verdad, Evernatten era sólo un territorio de tamaño medio. En contraste, Gottheim era la capital de un país. No había comparación en escala.

—Ayer recibí la noticia de un conde. —Dijo Wilhelm—. Era una carta proponiendo que tomáramos la ciudad de Gottheim juntos.

Una pista. Wilhelm dio una pista de que existían otros señores que apoyaban la noción de una rebelión.

Tenía que haber más personas que estuviesen descontentas con la Ciudad Santa.

Algunos, como Wilhelm Evernatten, podían ser defensores del pueblo, mientras que otros podrían estar preocupados por los efectos nocivos que las acciones de la Ciudad Santa producirían en sus tierras.

La motivación de cada lord no era importante en este momento. Lo primordial era la fuerza militar disponible.

Si todos estos gobernantes se unían, la cantidad de tropas no sería un problema.

Wilhelm también era consciente de eso, pero, aun así, Wilhelm vacilaba porque todavía tenía una conciencia culpable por la decisión.

Si fuese ese el caso, el papel de Desir ahora era aliviar a Wilhelm de su culpa.

—Tenemos el apoyo de la gente, milord.

—¿Esta es la voluntad del pueblo?

—Así es. Hemos recibido a muchos refugiados que han sido expulsados de Gottheim, a pesar del daño que esto ha causado a nuestras tierras, milord. Este acto en sí mismo nos justifica alzarnos en armas.

Esta era una manera de razonar que Desir no sería capaz de plantear si los vagabundos no fuesen expulsados de Evernatten.

—Si nos convertimos en una chispa y hacemos que la gente se entere de las siniestras acciones de la Ciudad Santa, entonces los Señores de otros territorios seguro que nos apoyarán.

Los señores feudales que estaban al tanto de la situación del Santo Imperio, pero no estaban dispuestos a medida alguno, seguramente cooperarían con Lord Evernatten sí él tomase la iniciativa.

Desir continuó.

—La Ciudad Santa ha ido demasiado lejos con sus siniestros actos. Con el apoyo de la gente detrás de nosotros, ¿qué señor no se uniría para apoyar nuestra causa? Tenemos el famoso nombre de Evernatten, un llamado justificado a tomar cartas en el asunto para corregir las malas acciones de Gottheim y la urgencia de detener la invasión del Juicio. La rebelión es el mejor curso de acción que puedo proponerle, milord.

Al final del discurso, Desir inclinó la cabeza y regresó a su asiento original.

Dijo todo lo que quería decir e hizo todo lo que pudo.

Todo lo que quedaba ahora era la decisión de Lord Evernatten.

El sacerdote estaba nervioso.

De la misma forma, Eyulan se frotó la frente con nerviosismo.

Desir miró en silencio al Lord.

Sólo el sonido de la quema de madera de la hoguera estaba indicando el flujo de tiempo en la sala.

Después de unos segundos, Wilhelm finalmente tomó su decisión.

—Sir Pram.

—Sí, milord.






—Envíe una misiva a los caballeros de cada región. Igualmente, Desir, escribe una carta a cada uno de los señores feudales. Que todos sepan. Ya no podemos toleras más, no podemos seguir sentados sin hacer nada y observar las siniestras acciones de la Ciudad Santa. ¡Que se proclame que ya no seguiremos las doctrinas del incompetente Culto de Artemisa!

Finalmente, el héroe caído había escuchado a su corazón y levantó su espada una vez más.

[Héroe Único: Wilhelm Evernatten cambio su título a Héroe épico, Emperador Santo, Wilhelm Ludwig Evernatten]

[El problema de los vagabundos ha sido resuelto. Has identificado con éxito el núcleo del problema de los vagabundos y has presentado una solución. Has provocado un cambio de evento importante que podría prevenir la caída del Santo Imperio]

[Puede que este héroe sea capaz de eliminar la podredumbre de la Ciudad Santa y juzgar todas las cosas que necesitan ser juzgadas. Podría ser que, si la Ciudad Santa evita la ruina, podría actuar como un escudo contra todos los futuros Juicios, incluso los de hoy en día]

[La Misión Principal: “Supervivencia de Evernatten” ha sido despejada. Las recompensas serán ahora distribuidas]



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